Fenomenología
Movimiento filosófico del siglo XX que describe las estructuras de la experiencia tal y como se presentan en la conciencia, sin recurrir a teoría, deducción o suposiciones procedentes de otras disciplinas tales como las ciencias naturales.
Edmund Husserl
El fundador de la fenomenología, el filósofo alemán Edmund Husserl, introdujo este término en su libro Ideas. Introducción general a la fenomenología pura (1913). Los primeros seguidores de Husserl, como el filósofo alemán Max Scheler, influenciado por su libro anterior, Investigaciones lógicas (1900-1901), proclamaron que el cometido de la fenomenología es estudiar las esencias de las cosas y la de las emociones. Aunque Husserl nunca renunció a su interés por las esencias, con el tiempo mantendría que sólo las esencias de ciertas estructuras conscientes particulares constituyen el objeto propio de la fenomenología. Husserl, a partir de 1910, definió la fenomenología como el estudio de las estructuras de la conciencia que capacitan al conocimiento para referirse a los objetos fuera de sí misma. Este estudio requiere reflexión sobre los contenidos de la mente para excluir todo lo demás. Husserl llamó a este tipo de reflexión 'reducción fenomenológica'. Ya que la mente puede dirigirse hacia lo no existente tanto como hacia los objetos reales, Husserl advirtió que la reflexión fenomenológica no presupone que algo existe con carácter material; más bien equivale a "poner en paréntesis la existencia", es decir, dejar de lado la cuestión de la existencia real del objeto contemplado.Lo que Husserl comprobó cuando analizaba los contenidos de la mente fue una serie de actos como el recordar, desear y percibir, e incluso el contenido abstracto de esos actos, a los que Husserl llamó 'significados'. Esos significados, proclamó, permitían a un acto ser dirigido hacia un objeto bajo una apariencia concreta, y afirmó que la direccionalidad, que él llamaba "intencionalidad", era la esencia del conocimiento. La fenomenología trascendental, según Husserl, era el estudio de los componentes básicos de los significados que hacen posible la intencionalidad. Posteriormente, en Meditaciones cartesianas (1931), introdujo la fenomenología genética, a la que definió como el estudio de la formación de esos significados en el curso de la experiencia.
Martin Heidegger
Todos los fenomenólogos siguieron a Husserl en el intento de utilizar descripciones puras. Así, suscribieron la frase de Husserl que conducía a aprender "las cosas mismas". Sin embargo, diferían entre sí tanto en lo referente a si la reducción fenomenológica puede ser llevada a cabo, como en lo tocante a lo que es evidente para el filósofo al dar una descripción pura de la experiencia. El filósofo alemán Martin Heidegger, colega de Husserl y su crítico más brillante, proclamó que la fenomenología debe poner de manifiesto qué hay oculto en la experiencia común diaria. Así lo mostró en El ser y el tiempo (1927) al describir lo que llamaba la 'estructura de la cotidianidad', o 'ser en el mundo', que pensó era un sistema interrelacionado de aptitudes, papeles sociales, proyectos e intenciones.
Para Heidegger, el individuo, y, por extensión el ser humano, es lo que uno hace en el mundo, pues una reducción fenomenológica a la experiencia privada es imposible, y como la acción humana se compone de un dominio directo de los objetos, no es necesario situar una entidad especial mental, llamada significado, para explicar la intencionalidad. Para Heidegger, la situación dentro del mundo entre las cosas en el momento de realizar proyectos es un tipo de intencionalidad más trascendente y fundamentadora que el manifestando sólo con mirar o pensar sobre los objetos, y es esta intencionalidad más fundamental la que hace posible la direccionalidad analizada por Husserl desde el saber científico.
Fenomenología francesa
El filósofo francés Jean-Paul Sartre, uno de los principales representantes del existencialismo, trató de adaptar la fenomenología de Heidegger a la filosofía de la conciencia, recobrando de ese modo, las enseñanzas de Husserl. Coincidió con éste en que el conocimiento está siempre orientado hacia los objetos, pero criticó su afirmación de que tal direccionalidad fuera posible sólo por medio de entidades mentales peculiares llamadas significados. Otro filósofo francés, Maurice Merleau-Ponty rechazó la idea de Sartre de que la descripción fenomenológica revelara que los seres humanos son puros, aislados y con una conciencia libre. Recalcó el papel de un cuerpo activo y comprometido en todo el conocimiento humano, y por esta vía amplió las nociones de Heidegger destinadas a incluir en la fenomenología el análisis de la percepción. Como Heidegger y Sartre, Merleau-Ponty es un fenomenólogo existencial que niega la posibilidad de situar la experiencia del hombre entre paréntesis o en suspenso respecto a la conciencia del ser.
La fenomenología ha tenido una influencia creciente sobre el pensamiento del siglo XX. Se han desarrollado interpretaciones fenomenológicas de teología, sociología, psicología, psiquiatría y crítica literaria, y la fenomenología sigue siendo una de las escuelas más importantes de la filosofía actual.
2.- La fenomenología, el existencialismo, el pragmatismo y el intuicionismo como sustentos de la llamada concepción cualitativa de la investigación.
La fenomenología cuya primera aparición como término se encuentra en las obras de Johann Heinrich Lambert desde Hegel, se refiere en general al estudio de los diferentes modos en que las cosas aparecen o se manifiestan en la conciencia.
Ella representa una corriente idealista subjetiva cuyo posterior movimiento filosófico del siglo XX (escuela fenomenológica) se debe, entre otros, a los estudios de E. Husserl quien siguió el camino de los neo-kantianos alemanes de fines del siglo XIX en especial el de W. Dilthey.
Ella describe las estructuras de la experiencia tal y como se presentan en la conciencia, sin recurrir a teoría, deducción o suposiciones procedentes de otras disciplinas vb. las ciencias naturales. En la actualidad se han desarrollado interpretaciones fenomenológicas en teología, sociología, psicología, psiquiatría, crítica literaria, lingüística y otras ciencias sociales.
Husserl distingue entre ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu (humanas), rechazando que ellas sigan el mismo método de las primeras ya que en las ciencias de la naturaleza prima la causalidad y en las segundas está presente la motivación o intencionalidad. Esa es la razón por la que sus ideas estaban centradas en la construcción de una ciencia eidética que sirviera de base a las ciencias humanas.
Es su obra la que inspira a los que generan Nueva Sociología de la Educación y, además, quien a su vez enuncia que las formas de ser que tienen esencialmente sus modos de darse también tienen sus modos en cuanto al método de conocerlas [agregando] Un método no es, en efecto nada que se traiga ni pueda traerse de fuera de un dominio (...)Un método determinado (...) es una forma que brota de la fundamental forma regional del dominio y de las estructuras universales de éstas, o sea, que del conocimiento de estas estructuras se desprende esencialmente para aprehenderlo epistemológicamente.
Desde su punto de vista, el objeto del conocimiento no existe fuera de la conciencia del sujeto; el objeto se descubre y recrea como resultado de la intuición dirigida hacia él, el criterio de la verdad se halla constituido por las vivencias personales de los sujetos lo que hizo que muchas de sus ideas sirvieran de sustento al existencialismo alemán.
La fenomenología parte del concepto central de la `intencionalidad de la conciencia' que trata de fundamentar de que no hay `objeto sin sujeto'. Las esencias a las que presta atención son los objetos ideales, universales y temporales, los cuales no pueden existir materialmente (reducciones fenomenológicas) para aprehender las esencias de la conciencia pura, en un proceso en que la inducción desempeña su papel vital.
Los requisitos básicos de esta doctrina se observan en dos sentidos:
la reducción fenomenológica; como la tendencia a abstenerse de formular juicios de cualquier clase que conciernen a la realidad objetiva y que rebasan los límites de la experiencia pura (subjetiva). Su cometido es estudiar las esencias de las cosas y la de las emociones. Husserl definió la fenomenología como el estudio de las estructuras de la conciencia que capacitan al conocimiento para referirse a los objetos fuera de sí misma, siendo este tipo de reflexión la ‘reducción fenomenológica’ y advirtió que la reflexión fenomenológica no presupone que algo existe con carácter material; más bien equivale a "poner en paréntesis la existencia", es decir, dejar de lado la cuestión de la existencia real del objeto contemplado.
la reducción trascendental que ve al sujeto del conocimiento no de una manera real y social sino como conciencia pura. La fenomenología trascendental, según Husserl, era el estudio de los componentes básicos de los significados que hacen posible la intencionalidad. Admitió que la conciencia está permanentemente dirigida hacia las realidades concretas y llamó a este tipo de atención intencionalidad.
De ahí que este mismo autor postule las siguientes ideas:
El actor individual se entiende mediante sus acciones e interacciones con otros: por lo que es un error tomar la postura del observador externo. En otras palabras, desde esta perspectiva si se asume que la realidad social es solo el punto de partida para el desarrollo de estudios empíricos, todo ello es un craso error.
Los significados, se proclama, permiten a un acto ser dirigido hacia un objeto bajo una apariencia concreta, y la direccionalidad, llamaba "intencionalidad" por Husserl, era la esencia del conocimiento. La conciencia, además, posee estructuras ideales invariables, que llamó significados, que determinan hacia qué objeto se dirige la mente en cada momento.
Su método concede absoluta primacía a la conciencia, la cual construye tanto el mundo objetivo como la intersubjetividad, basada en la experiencia de los otros.
De acuerdo con sus ideas, la fenomenología no inventa teorías, sino que describe las "cosas en sí mismas".
Reconoce el carácter intencional de la conciencia, de acuerdo con el cual ella es un movimiento de trascendencia hacia el objeto y por el cual el objeto mismo aparece o se representa "en carne y hueso" o "en persona" a la conciencia.
Evidencia la visión (intuición) del objeto debido a la presencia efectiva del objeto mismo.
Amplía la noción de objeto, que comprende no sólo las cosas materiales sino también las formas categoriales, las esenciales y en general los "objetos ideales".
Hace evidente el carácter privilegiado de la "percepción inmanente"; esto es, la conciencia que tiene el yo de sus propias experiencias, en cuanto parecer y ser coinciden en esa percepción.
El existencialismo, cuya base ideológica se asienta en la corriente anterior, muestra sus antecedentes en los trabajos de S. Kierkegaard (existencialismo moderno) aunque se considera a M. Heidegger como su fundador; y se le atribuye la introducción del término a F. Heinemann.
No obstante pertenecer, como movimiento filosófico y literario, a los siglos XIX y XX, se pueden encontrar sus huellas preliminares en el pensamiento de la antigüedad.
Sus ideas reverdecieron después de la Primera Guerra Mundial en Alemania que es cuando se trata de argumentar que el hombre está amenazado en su individualidad, en su realidad concreta y por ello se hace mucho énfasis en la soledad del individuo, en lo imposible o difícil que resulta para él encontrar la verdad por medio de una decisión intelectual, y en el carácter personal y subjetivo de la vida humana; luego en Francia, y más tarde, después de la Segunda Guerra, se diseminó en varios países, entre ellos, en los Estados Unidos, como un intento de crear una nueva concepción del mundo a partir de los estados de ánimos de la intelectualidad burguesa, lo cual la hacía en cierta medida irracional.
Esta tendencia filosófica declara que la manera real de conocer el mundo, en la existencia, es la intuición, concepto malinterpretado de la fenomenología. Su postulado básico expresa que el hombre no es una esencia sino una existencia; por lo tanto, debe definirla y construirla cada día como parte de su enfrentamiento a las circunstancias que lo rodean.
En esos predios, Kierkegaard, resucitado a partir de sus ideas antihumanistas por la ideología subversiva, reaccionó contra el idealismo absoluto sistemático de Hegel, en cuya esencia se afirmaba haber encontrado un entendimiento racional total de la humanidad y de la historia, insistiendo en que el bien más elevado para el individuo era encontrar su propia y única vocación; por ello la respuesta individual a esa situación tenía que ser la de vivir una existencia comprometida por completo, y este compromiso sólo podía ser entendido por el individuo que lo asume.
Heiddeger, al igual que Kierkegaard, se enfrentó a la idea de fundamentar la filosofía existencialista sobre una base conclusiva racionalista como la fenomenología de E. Husserl; y defendió la incomprensibilidad e indiferencia del mundo para la sociedad. De ese modo el hombre no era capaz de comprender las razones de su permanencia en él. Cada individuo debía elegir una meta y seguirla con apasionada convicción, consciente de la certidumbre de la muerte y del sin sentido último de la vida propia. Su "humanismo" pone el destino del hombre en manos de una instancia superior y suprahumana; está implícita una transformación existencial, histórico-ontológica que permita pasar de la humanidad "técnica" a un modo libre de ser en el mundo.
Heiddeger contribuyó con su pensamiento existencialista a poner el énfasis en el ser y la ontología tanto como en el lenguaje, y trató de aportar, aún como seguidor de E. Husserl, una fenomenología a partir de las siguientes premisas:
La fenomenología debe poner de manifiesto qué hay oculto en la experiencia común diaria.
Describió lo que llamaba la ‘estructura de la cotidianidad’, o ‘ser en el mundo’, que él pensó que era un sistema interrelacionado de aptitudes, papeles sociales, proyectos e intenciones.
El individuo, y, por extensión el ser humano, es lo que uno hace en el mundo, pues una reducción fenomenológica a la experiencia privada es imposible.
Como la acción humana se compone de un dominio directo de los objetos, no es necesario situar una entidad especial mental, llamada significado, para explicar la intencionalidad.
La situación, en el momento de realizar proyectos, es un tipo de intencionalidad más trascendente y fundamentadora que la manifestada sólo con mirar o pensar sobre los objetos, y esta intencionalidad más fundamental es la que hace posible la direccionalidad desde el saber científico.
El filósofo y escritor francés Jean Paul Sartre, considerado como el refundador de esa doctrina (existencialismo ateo), si bien estuvo influenciado por sus predecesores y por el método de psicoanálisis de S. Freud; trató en lo ideológico de argumentar el existencialismo desde posiciones de la filosofía marxista, lo cual fue una ilusoria tentativa.
Fue el primero en generalizar el término existencialismo al utilizarlo para identificar su propia filosofía y ser el principal representante de un influyente movimiento desarrollado en Francia después de la II Guerra Mundial. Su filosofía es explícitamente atea y pesimista caracterizándose porque:
Trató de adaptar la fenomenología de Heidegger a la filosofía de la conciencia, retomando de ese modo, las enseñanzas de Husserl.
Coincidió con éste último en que el conocimiento está siempre orientado hacia los objetos, pero lo criticó aduciendo que tal direccionalidad es posible sólo por medio de entidades mentales peculiares llamadas significados.
Los seres humanos son puros, aislados y con una conciencia libre. Al mundo objetivo se contrapone la actividad humana, que es libre, pues no depende de las leyes objetivas.
Recalcó el papel de un cuerpo activo y comprometido en todo el conocimiento humano, y por esta vía amplió las nociones de Heidegger destinadas a incluir en la fenomenología el análisis de la percepción.
En conclusión, pese a diferencias formales entre estos filósofos, el existencialismo presenta las siguientes regularidades:
Declara que los seres humanos necesitan una base racional para sus vidas pero son incapaces de conseguirla y, por ello, la existencia de los hombres es "pasión inútil".
Se insiste en que el existencialismo es una forma de "humanismo" y resalta la libertad, elección y responsabilidad humana. En algunos casos se intenta reconciliar sus conceptos con el análisis marxista de la sociedad y de la historia.
Se hace énfasis en que el bien más elevado para el individuo es encontrar su propia y única vocación.
El ser humano ha de elegir el camino propio sin la ayuda de modelos universales, objetivos. Contrario a la idea tradicional de que la elección moral implica un juicio objetivo sobre el bien y el mal, los existencialistas han afirmado que no se puede encontrar ninguna base objetiva, racional, para defender las decisiones morales.
Mantienen que los seres humanos no tienen una naturaleza inmutable, o esencia, como otros animales o plantas; cada cual hace elecciones que conforman su propia naturaleza.
Según la formulación de Jean Paul Sartre, la existencia precede a la esencia. La elección es, por lo tanto, fundamental en la existencia humana y es ineludible; incluso la negativa a elegir implica ya una elección. La libertad de elección conlleva compromiso y responsabilidad. Los existencialistas han mantenido que, como los individuos son libres de escoger su propio camino, tienen que aceptar el riesgo y la responsabilidad de seguir con su compromiso dondequiera que les lleve.
Se opone a la interpretación de la existencia desde el punto de vista de las diversas formas del existencialismo. Para Heidegger, por ejemplo, las posibilidades existenciales, en tanto tienen su referente en el pasado, expresa que sólo lo que ya ha sido elegido puede ser elegido. Para Sartre, las posibilidades que se ofrecen a la elección existencial son infinitas y equivalentes, y, por tanto, la elección entre ellas resulta indiferente. Otros, como N. Abbagnano, consideran que las posibilidades existenciales están limitadas por las circunstancias, pero que no determinan la elección ni la hacen indiferente. Sean cuales sean sus posiciones particulares, todos los existencialistas afirman, sin embargo, que la elección entre las distintas posibilidades implica riesgos, renuncia y limitación.
Se introduce la vivencia personal en la reflexión filosófica. Frente a la "tradición" de que el filósofo establece cierta distancia, como sujeto pensante, con el objeto; el existencialista se sumerge apasionadamente en su contemplación, hasta el punto de que su filosofía puede llegar a ser fundamentalmente una filosofía autobiográfica.
Los temas sobre los que reflexiona el existencialista se mueven alrededor del hombre burgués y de su realidad (hombre, libertad, realidad individual, existencia cotidiana).
El hombre no es un mero objeto, sino un sujeto abierto al mundo que se crea a sí mismo.
La libertad, no como libertad académica o como presupuesto del acto moral, es la que hace posible la elección y la realización del individuo; por eso cada ser humano hace elecciones que conforman su propia naturaleza.
Se contempla la vida humana en términos de paradojas: la personalidad humana, que combina mente y cuerpo, es en sí misma paradoja y contradicción.
El hombre es un ser en situación y comprometido en su relación con el medio circundante. Su situación tiene límites inviolables los cuales no puede transgredir. Es, donde quiera y en el momento que esté, él mismo y nada más. Es un ser predeterminado sin posibilidades de cambiarse aunque lo hubiera querido o realmente lo quisiera.
Su eje central ubica al hombre en una perspectiva vista desde sus posibilidades, su ser circundante, su individualidad, puesto que las otras tendencias de corte científico, se empeñan en descubrir más bien las probabilidades del ser humano con relación a la naturaleza.
El existencialismo no crea ninguna doctrina pedagógica integral aunque tuvo una influencia bastante profunda en el pensamiento pedagógico burgués. De hecho asume una posición de desconfianza hacia la pedagogía como ciencia pues niega la veracidad del conocimiento científico en general y de los individuos en particular. Por otra parte afirma que la personalidad se forma en el curso de actos selectivos realizados sin la intervención de agentes externos v.b. el maestro, negando el papel que desempeña en el proceso pedagógico, y de hecho suprime o reduce al mínimo todas las formas de trabajo colectivo.
El individualismo y el irracionalismo son los sustentos de la pedagogía existencialista destacando el concepto "individualismo pedagógico" como centro de atención.
El intuicionismo tuvo una amplia divulgación en los inicios del siglo XX a través de la filosofía del francés H. Bergson aunque ella estaba presente en la filosofía griega, v.b. Pitágoras y sus seguidores, que poseían una formación matemática, y en gran parte de la filosofía cristiana como una de las maneras en que se podía llegar a conocer a Dios.
Para Bergson, desde su irracionalismo burgués, tanto la ciencia como la filosofía que habían existido hasta ese momento, tenían como propósito fijar, en conceptos, el mundo material; de ahí que contraponga la aprehensión directa de la realidad mediante la intuición para lo cual ella con sus instrumentos no bastaban.
De ahí que vea la intuición como el instinto sin objetivos, consciente y capaz de reflexionar sobre sí mismo y acrecentarse indefinidamente.
Como tendencia cercana al misticismo (el concepto surge al parecer del término matemático de axioma que es una proposición obvia que no necesita ser demostrada y de la idea mística de la revelación que es la verdad que supera las capacidades del intelecto), ella no es reducible a la experiencia sensorial ni al pensar discursivo. En resumen, a partir de sus diversas interpretaciones y desde la perspectiva de sus ideólogos, el intuicionismo se caracteriza por lo siguiente:
El hombre a través de sus intuiciones puede comprender lo que la realidad verdaderamente es.
La capacidad de intuición y el saber intuitivo se consideran en líneas generales como cualidades inherentes de la mente.
Es la forma más elevada de conocimiento que existe por encima del saber empírico derivado de los sentidos y del conocimiento científico que surge del razonamiento basado en la experiencia.
El conocimiento intuitivo ofrece al ser humano la posibilidad de comprender el universo en perfecto orden y unión, lo cual permite a la mente formar parte del Ser Infinito.
El instinto se opone a la inteligencia ya que la intuición es la forma más pura del instinto. La inteligencia sirve para estudiar y abordar todo lo material pero el instinto es el único capaz de entender la naturaleza esencial de la vida o el pensamiento. La función de análisis de la intuición es la de determinar qué es relativo a un objeto, más que lo absoluto o individual.
Los valores morales son intuitivos e inmediatos. Este punto de vista se opone al de los empíricos, que sostienen que los valores morales nacen tan sólo de la experiencia humana, y al de los racionalistas, que creen que los valores morales vienen dados por la razón.
Las concepciones filosóficas de esta escuela no eran científicas y no alcanzaron una amplia difusión, por lo que no llegaron a la pedagogía.
El pragmatismo, como corriente filosófica idealista subjetiva que considera la verdad desde el punto de vista de la utilidad social se le atribuye al psicólogo y filósofo idealista norteamericano W. James y a Ch. Sanders Peirce entre otros.
El concepto es conocido desde tiempos anteriores a nuestra era v.b. Polibio (208-125 a.n.e.) quien propuso que su historia fuera pragmática, es decir, dirigida al conocimiento preciso y técnico de los hechos políticos. Según W. James el pragmatismo no es propiamente una teoría filosófica, sino un "modo de pensar" en el que tienen cabida teorías distintas y que puede aplicarse a diferentes disciplinas.
John Dewey , cuya influencia fue predominante en la vida social de los Estados Unidos de Norteamérica, asoció la actividad científica con el instinto deportivo, expresando que de este modo se hubiera logrado vencer innumerables obstáculos ideológicos a la libre investigación y por consiguiente al progreso material y moral de la humanidad. Para él, el científico venía a convertirse en una especie de deportista del conocimiento siendo la ciencia un hecho institucional con sus reglas, rituales y premios, y también con su particular modo de implantar valores y reordenar preferencias en quienes la desarrollan.
Tal doctrina parte de la idea de que
No existe una verdad, sino que cada ser humano la posee por sí mismo, lo que le permite resolver sus problemas. En sí, la verdad es lo que funciona bien o lo que mejor le conviene al hombre (principio del pragmatismo).
Generalmente no entiende por utilidad práctica la confirmación de la verdad objetiva mediante el criterio de la praxis sino aquello que satisface los intereses subjetivos de los individuos (criterio practicista de la burguesía norteamericana).
La división sujeto-objeto se establece únicamente dentro de los marcos de la experiencia, siendo el conocimiento un conjunto de verdades subjetivas.
El ser humano se separa de otros seres activos porque, además, es capaz de orientar su actividad según fines que han sido, en cierta medida, creados o decididos por él de manera individual o colectiva.
El conocimiento mismo, en la interpretación pragmatista, es un tipo de actividad: lo privativo del ser humano no sería el pensamiento o el conocimiento en contraposición a la acción, sino la capacidad de actuar reflexiva e intelectualmente.
Lo verdadero, lo satisfactorio y lo útil confluyen en el mismo lugar, siendo su diferencia sólo de puntos de vistas.
Las acciones y fines constituyen el eje en que se sustenta la actitud interpretativa del pragmatismo. Creer, investigar, teorizar, forman parte de un conjunto de actividades sensitivas y manipulativas (observar, recordar, medir, experimentar...), otras conceptuales y simbólicas (inferir, comparar, generalizar, descomponer...), que se entrelazan con la conducta total para lograr el cumplimiento de los fines propuestos.
El proceso del conocimiento está vinculado a lo que el hombre hace, pero al mismo tiempo influye en lo que puede o quiere hacer, ampliando el radio de su actividad y las expectativas asociadas a ella; esto es, la actividad cognoscitiva también crea fines, que a su vez suscitan acciones ulteriores.
Lo característico del pragmatismo no es subordinar el pensamiento a la acción sino redefinir la expresión del pensamiento mismo en teorías que tratan de desentrañar la realidad; por lo tanto se ve como una actividad o una forma de acción cuyas herramientas propias son los conceptos, palabras, ideas, o en otros términos, signos.
La ciencia está sustentada en la búsqueda incondicional de teorías cada vez más correctas, y quienes se encuentran en esa tarea no hacen otra cosa que tratar de satisfacerse con los resultados que les produce su descubrimiento.
La ciencia se caracteriza por mantener una relación indirecta con respecto a la acción; y reconoce que el impulso de las investigaciones y de las necesidades de la teoría no están determinadas por la dimensión tecnológica de la ciencia. La relativa independencia de la actividad científica respecto del contexto inmediato de las acciones, es consecuencia de una cierta división del trabajo intelectual operada en la evolución de la cultura.
A la fe racionalista, que expresa que no hay libertad sin conocimiento, el pragmatismo postula, como adición que no hay verdad sin interés.
La prueba de la verdad de una proposición es su utilidad práctica; el propósito del pensamiento es guiar la acción, y el efecto de una idea es más importante que su origen.
Afirma que la verdad está relacionada con el tiempo, lugar y objeto de la investigación y que el valor es inherente tanto por sus medios como por sus fines.
En lo que respecta a su influencia para la Pedagogía, por ejemplo, J. Dewey desconoció la acción del maestro y la importancia del conocimiento científico pues consideró la enseñanza como el proceso de elaboración de la experiencia personal a partir de la interpretación de los hechos según cada cual. La tesis de la actividad de los alumnos fue realizada en el sistema pedagógico de los pragmáticos en forma de método de proyectos por lo que cada cual podía elaborar su propio diseño de aprendizaje.
No obstante si bien algunas de las tesis de Dewey eran progresistas para la época, ellas eran en esencia conservadoras, utilitaristas y más tarde reaccionarias llegándosele a llamar "filosofía del negocio". Por eso rechazó cualquier regla moral establecida de antemano puesto que el único criterio en este sentido estaba en la solución, con éxito, de las dificultades y en el logro de los ideales personales individuales.
Por el influjo que tuvo en la educación es válido destacar otras de las peculiaridades que caracterizan la pedagogía pragmática:
Marcado desprecio hacia los conocimientos teóricos.
Excesivo utilitarismo de los programas de enseñaza.
Por su esencia, refleja la ideología de la intelectualidad burguesa, la cual en un determinado momento de desarrollo trató de armonizar los intereses de clase como única forma de mantener su status político.
Varias de sus ideas se aproximan al conductismo según el cual la conducta se determina por el estímulo-reacción.
Se ve la educación como un proceso pasivo.
Se alega que la fuente del crecimiento y la humanización se encuentra en cada persona desechándose el papel de las relaciones que establecen ellas en la producción y reproducción de su vida material, relaciones que, en última instancia, coadyuvan a la formación de la personalidad.
Defiende la autorrealización del individuo como objeto de la educación; ello justificó las más diversas formas de discriminación sujetas a leyes fatalistas.
Esta tendencia tuvo un gran predominio en los estudios filosóficos desarrollados en los Estados Unidos de Norteamérica durante el primer cuarto del siglo XX y, por consiguiente, muchas de sus ideas penetraron directamente en Cuba por esa vía.
Y sin negar, por la parte que le corresponde, su contribución al pensamiento científico, el pragmatismo es irracionalista, ve las leyes y formas de la lógica como ficciones útiles. En sociología va desde el culto a la personalidad, a la apología de la democracia burguesa y de ahí a la defensa abierta del racismo y del fascismo.
Caracterización de la investigación que se deriva de esta posición.
Las tendencias o doctrinas enmarcadas nos sirven para fundamentar y generalizar sintéticamente las investigaciones que se derivan de esta posición teórico-metodológica en los siguientes términos:
La realidad es múltiple, ha sido construida por el sujeto particular, es holística e interrelacionada. El investigador es "comprensivo" con lo observado y "capaz" de "interpretar" y "descubrir" las percepciones de la realidad desde el punto de vista de los sujetos, pudiendo articular una intrasubjetividad en relación con el fenómeno que estudia. Aborda aspectos del fenómeno investigado que pueden ser abstractos y subjetivos. Describe e interpreta sensiblemente y detalladamente las situaciones, eventos, personas, interacciones entre ellas, estados de ánimos y comportamientos que son observables o inferidos a través de los métodos y técnicas que utiliza. Incorpora lo dicho por los participantes, sus experiencias, actitudes, creencias, pensamientos y reflexiones tal y como son expresadas por ellos mismos y no como uno los describe . En concreto, se hace énfasis en el significado como la interpretación que hace el autor de su realidad, el contexto que incluye aquellos aspectos que forman parte de la vida social, cultural, histórica, física, del actor, la perspectiva holística vista como la concepción del escenario, los participantes y las actividades como un todo, la cultura dirigida a conocer qué hace el actor, qué sabe el actor y qué cosa construye y utiliza. Es común la utilización del término verstehen (vid) con el propósito de reflejar la comprensión personal de los motivos y creencias que están detrás de las acciones de la gente. En síntesis, el trabajo que se desarrolla tiende a la búsqueda de conceptos y teorías y el descubrimiento de realidades múltiples.
Es comprensiva, lo cual expresa que para aprehender el discurso es importante el conocimiento de las reglas y de su significado explícito e implícito. Sin estos componentes es imposible que existan conductas significativas individuales y prácticas sociales. Tal característica denota una forma de aprendizaje, que exige esfuerzo y preparación para transitar más allá de los limites del propio mundo, o de la propia cultura, clase, tradición género e identidad entre otros.
La experiencia humana está mediada por la interpretación. Por ello se asienta en tres premisas: que las personas actúan de acuerdo con el significado que las cosas tengan para ellas; que esos significados surgen de la interacción social que los une con sus iguales; que tales significados pueden variar de acuerdo con la interpretación de cada cual.
Para el desarrollo de estudios de este tipo, lo primero que se debe hacer es una exploración, en la que el interés básico es obtener conocimientos de primera mano de las situaciones sociales que se quieren estudiar. En este tipo de pesquisa, ser objetivo consiste en representar el mundo tal y como está orientado y es comprendido por los que viven en él.
Se destaca que la "verdad" es un acuerdo social e históricamente condicionado y la forma de definir la realidad social expresa que lo que se aprehende de ella se filtra a través de los sentidos y se elabora a través de la mente de los sujetos por lo que nunca será reflejada su verdadera naturaleza. Esto, en otras palabras significa que la validez del conocimiento depende del "consenso" entre los que interpretan esa realidad. Sus datos son los discursos sociales y el contexto de justificación es el significado cultural.
Las principales actividades que se desarrollan en este tipo de investigación siguen o se asemejan a un patrón cíclico, el cual se repite una y otra vez de acuerdo con la información que van obteniendo los observadores en cada momento. Ocasionalmente se reduce la amplitud de la indagación para prestar atención a otros aspectos que van surgiendo en el transcurso de la recogida de información y trae como consecuencia que también, por esta razón, vaya modificando sus propósitos iniciales (serendipity).
Hace énfasis en la idea de que se puede adoptar el papel del `otro' para comprender conductas por medio de la definición de la `situación' desde el punto de vista de los participantes. Esta perspectiva de investigación enfatiza sobre lo interior, es decir, lo válido o que proviene de adentro de los sujetos ya que no deben ser definidos según los métodos objetivos de la ciencia sino por lo que piensa la persona que actúa en el contexto de su presente y de su pasado.
Expresa como una necesidad la comprensión de las percepciones y valores asignados a los significados que otorga. Si bien la investigación que se deriva de la posición teórico-metodológica anterior es considerada una perspectiva técnica de la comunicación-conocimiento-acción; esta se dice que es una perspectiva práctica que no se reduce al "control técnico". La investigación se ve influida por las finalidades, por valores y juicios morales que no son independientes de las cuestiones de su consideración práctica.
Polariza intereses microcósmicos antes que los macrocósmicos; se enfatizan las partes y se trabaja generalmente con pequeñas muestras intencionales. Por ello toda verdad es relativa. El estudio de una parte "influye necesariamente" en las demás.
La realidad es "dependiente" de los sujetos y de sus contextos particulares, por lo tanto irrepetible. De ahí que se requiera que toda la información obtenida sea interpretada en el contexto de la situación social estudiada. El contexto es la comunidad o sistema de personas, su historia, su lenguaje y habla, sus características. Según E. Guba la credibilidad de los hallazgos es vista a través de la transferibilidad que es un elemento no generalizable pero sí descriptivo o interpretativo de un contexto dado, la dependencia expresada en la estabilidad de los datos y la confirmabilidad que es la certificación de la existencia de datos para cada interpretación.
El escenario es actual, natural, sin ser "modificado"; se estudia el fenómeno tal y como se desarrolla en su ambiente espontáneo en el supuesto sentido de no alterar las condiciones de la realidad.
Va a la descripción y a la construcción del conocimiento científico.
Centra su atención en el proceso investigativo.
Potencia la diversidad.
Tiene su punto de partida desde la realidad pero es contemplativa.
La relación entre los sujetos es subjetiva y hermenéutica. De acuerdo con esto se considera que es imposible desligar pensamiento y realidad, por lo que se llega al convencimiento de una realidad modelada y construida por el pensamiento del sujeto, lugar donde acontece el acto investigativo y del cual el investigador forma parte para conocerlo.
El objeto (sujeto investigado) crea un mundo intersubjetivo para construir la realidad social, el cual está a su vez sujeto a las influencias que ejercen las estructuras sociales y culturales en su devenir histórico. Esta intersubjetividad se genera con ayuda del lenguaje, porque es anterior a la conciencia del individuo y constituye la auténtica condición de esa conciencia. El lenguaje, a su vez, es el que modela la experiencia del objeto porque es propiedad de una comunidad social.
El proceso de transformación se da objeto sujeto desde el punto de vista de la obtención de conocimientos básicamente teóricos; no existe la acción- transformadora. El objeto, en el estricto significado del término, es un "objeto que habla". El hecho social adquiere relevancia en su carácter subjetivo y su descubrimiento se realiza a través de lo que piensa el sujeto que actúa. La carga de subjetivismo que manejan los hace vulnerables a los señalamientos críticos sobre su instrumentación y a la verificación de las aserciones que generan. Sujeto y objeto interactúan, son interdependientes e inseparables.
Es portadora de un conocimiento ideográfico, singular, concreto, donde predomina el razonamiento inmediato.
No es de importancia vital la determinación de la relación causa-efecto por la existencia de la multicausalidad para los sujetos.
Sus métodos y técnicas fundamentales son la observación participativa, la cual registra indiscriminadamente todo, incluido el contexto; la entrevista en profundidad a informantes claves, con una estructura abierta para que el sujeto exprese todo lo que quiera desde su perspectiva; el cuestionario, con las mismas características para evitar `sesgos' de manera tal que el sujeto explique lo que desea; historias de vida, estudios de caso, registros de experiencias vitales, etc. El observador "negocia" la aceptación para llevar a cabo su actividad, asimismo trata de ser percibido como un ente un tanto irreal y en ocasiones falso. En esta posición, la observación participante por ejemplo, que insiste en la pasividad del investigador (o en la supuesta inmersión del mismo en el grupo), no se aleja de las ideas positivistas que expresan que lo observado es un objeto cuya naturaleza no debe alterarse por la presencia del observador. También sus instrumentos pueden ser los construidos por los investigadores o también ser naturales, o emergentes del momento; de ahí que no siempre sean generalizables a otras situaciones investigadas.
No es realmente posible la generalización de los resultados teóricos obtenidos ya que la relación teoría-práctica no se ve en su interrelación dialéctica, sino que la práctica se encuentra influida por los conocimientos teóricos y por las exigencias de la acción de una determinada situación. En dicha situación, la interpretación que le da el investigador cualitativo se convierte en condición. En otras palabras, existe una redefinición de la comunicación conocimiento-acción como una nueva manera de establecer relaciones entre la teoría y la práctica ya que la primera tiene su influencia en la práctica a partir de la autorreflexión de los sujetos sobre el contexto teórico que define la acción. Si el proceso de autorreflexión modifica la forma de comprensión (conocimiento) que conceptualiza la acción, esa misma acción también lo hace. Por ejemplo, para que una explicación interpretativa (interpretación teórica de la práctica) sea válida, como ha sido esbozado, ella debe ser confirmada de manera "coincidente" por los participantes de la investigación (investigadores e investigados). En este caso la coincidencia no es idéntica a la identidad de interpretaciones, sino comunicabilidad entre la teoría y la práctica, semejanza interpretativa con relación al contexto de acción, su propósito e intencionalidad.
Desde la ciencia, utiliza el método inductivo, generándose raramente hipótesis; de ahí que las variables no se predefinan, más bien se construyen como resultado de este tratamiento inductivo; y cuando surgen, lo hacen desde la propia perspectiva de los sujetos. Esto es, no se empieza tradicionalmente con modelos, hipótesis, teoremas (con teorías), sino con la comprensión de detalles menores o interrelaciones que posteriormente se examinan en patrones y procesos más amplios.
Su diseño es abierto, flexible, emergente (nunca completo) o no existe. Él no presenta una estructuración rígida de modelos o referentes teóricos; es más bien especulativo que normativo puesto que cobra vida a medida que la investigación avanza. La problemática es abordada desde una perspectiva global e integradora. Ocasionalmente, antes de desarrollar la investigación se establecen de manera escrita las previsiones posibles.
La trascripción de los instrumentos que se aplican se hace en "relato libre"; pero la elaboración del informe utiliza patrones en el lenguaje científico y no se emplea generalmente el relato.
La lógica de análisis es exploratoria, descriptiva.
La investigación está `contaminada y mediada por los valores y juicios de los sujetos, el contexto y la teoría.
Otras tendencias dentro de esta posición.
El término verstehen (comprensión), introducido por W. Dilthey (vid), es un concepto ampliamente utilizado en el ámbito de las Ciencias Sociales a partir del resurgimiento de tendencias cualitativas de la investigación en oposición al concepto erklären de las Ciencias Naturales. Su significado abarca tanto una actividad intelectual como un método de investigación, específicamente en algunas de las llamadas ciencias del "espíritu" o de la "cultura", al facilitar la búsqueda de significados antes de promover la acción individual y la exploración de nuevas hipótesis.
Todo esto, con el tiempo, comenzó a ser objeto de críticas sobre sus resultados y acerca del modelo de conocimiento del que había surgido.
En sus inicios tuvo como propósito reforzar la autonomía de la Historia; por esa razón, como procedimiento analítico-sintético y suma de elementos cognitivos, evaluativos y expresivos, surge verstehen como método de lo congenial y de las analogías v.b. entre lo investigado y lo que se investiga, entre lo externo y lo interno, para penetrar en el significado de las acciones y establecer analogías entre experiencias propias y sucesos externos. La subjetividad es una cualidad que se incorpora en la investigación a través de la narración de los hechos, la interpretación de las semejanzas, la memoria personal y la expresividad de los sujetos, entre otros.
Como operación intelectual compleja, se expresa que sirve para comprender, interpretar, alcanzar, inteligir, aprehender, entender, etc., las motivaciones y actuaciones de los sujetos en circunstancias reales situándose el investigador, empáticamente, en el lugar de otro. En resumen, este enfoque defiende las siguientes ideas:
Capacidad para identificarse con el objeto y el contexto de la investigación.
Las experiencias e incluso las actitudes del observador forman parte del procedimiento de investigación que se desarrolla.
La comprensión está relacionada con otros conceptos que se refieren a aspectos internos de la acción, como intencionalidad, propósito. No sigue las reglas de la explicación causal; sino que ofrece o pretende ofrecer una visión privilegiada del estado interno de la acción, siendo, además, un complemento o una alternativa a este tipo de explicación.
Son importantes los datos y juicios de valor, hechos y valores del investigador para que exista una selección temática y conocimiento de la realidad individual.
Clarifica cuestiones que son relevantes para los agentes, como el relativismo derivado de la "comprensión dependiente de contexto", la debilidad de una "comprensión metódicamente asegurada", la dificultad de establecer analogías entre tradiciones y culturas distintas, el respeto a lo diferente. En este sentido, comprender no siempre significa tolerar la posición del "otro".
Se aproxima a las tradiciones, al contexto y a la identidad diferenciada.
La acción comunicativa se refiere a un tipo de acción que está orientada al entendimiento.
Facilitaba la búsqueda de hipótesis, nuevos hallazgos, consolidando su función heurística.
No sigue las reglas de la explicación y depende de generalizaciones psicológicas. Al apoyarse en la generalización de experiencias personales, la actividad u operación comprensiva contribuye de forma poco eficiente al análisis y a la verificación de los resultados.
Toda interpretación se realiza a través del lenguaje. Tiene lugar en el diálogo, mediante preguntas y respuestas: "comprendemos junto a otros", "interrogamos a los textos", "damos razones e intercambiamos razones en un procedimiento dialógico".
El enfoque funcionalista
Al igual que el analítico, el enfoque funcionalista ha recibido los atributos de "paradigma"; sin embargo, por sus características y surgimiento pertenece a la posición teórico-metodológica descrita en el presente epígrafe. Sus antecedentes se encuentran en los trabajos desarrollados por A. R. Radclife-Brown, siendo sus seguidores el citado E. Durkheim y W. Pareto, M. Weber y P. Lazarsfeld entre otros. Surge en los Estados Unidos de Norteamérica en la década del 40 del siglo anterior.
Como tendencia que aparece en el campo de la sociología expresa que, en dependencia del desempeño o función especializada de cada persona de acuerdo con la división social, una estructura social sobrevive. Es allí donde aparece el verdadero significado del funcionalismo ya que la sociedad es visualizada como un "organismo" en el que cada uno de sus componentes cumple una función.
E. Durkheim sostiene el principio de las fuerzas colectivas de la sociedad y la división del trabajo.
En síntesis, dicho enfoque presenta los siguientes atributos distintivos.
Basa su fundamento en el organismo humano para demostrar que la función que realiza cada parte del cuerpo y la importancia de cada uno coadyuva a la pervivencia del todo (el ser humano). Tiende hacia un estado de integración funcional sobre la base del trabajo interrelacionado de las partes.
Es importante buscar primero la causa y posteriormente la función que realiza.
Hace uso explícito del concepto "solidaridad " tratando de hacer evidente qué elementos permiten la unión de las personas. Por esa causa señala la existencia de la "solidaridad mecánica" y la "solidaridad orgánica", siendo la primera característica de las sociedades pequeñas, las cuales se basan en imaginarios, creencias, valores y costumbres; la segunda, aparece en las sociedades grandes, sustentada en la interdependencia y la división social del trabajo.
Como los hechos sociales son la suma de las acciones individuales, se debe observar, no solo el comportamiento objetivo de la persona, sino también las acciones, las actitudes, los valores y las motivaciones de la gente para establecer su verdadero significado.
Como concepto de la racionalidad, la ciencia se constituye en el método idóneo para desesquematizar la simple intuición.
Lo "ideal" es un concepto que sirve para resaltar, sobre la base de la comparación y la generalización, las características distintivas de un fenómeno.
Cada palabra rezuma una carga emocional, por eso, sus significados deben ser estudiados no solo sobre la base de lo que se expresa, sino también las intenciones y, por consiguiente, sus implicaciones posteriores.
El enfoque reflexivo
Este denominado paradigma expresa la necesidad de negar la llamada sociología positiva y dar paso a la sociología natural, la cual es una sociología sin ideología. Presenta las siguientes peculiaridades:
La objetividad está dada por la intensidad intuitiva y los modos de observar con rigor y pureza. En este caso, el investigador se incorpora al medio (ecosistema) para conocerlo y cooperar con él.
Cuestiona las ideas "tradicionales" de estabilidad, estructura, comportamiento e independencia y proporciona las vías para la dialéctica entre los conceptos sistema y ecosistema.
Se incluyen, por vez primera, el azar y el desorden como elementos del conocimiento.
Transita de una lógica competitiva a una cooperativa producida por la dialéctica de la ética y la razón.
Abre la opción a una relación simétrica; y señala que se puede hablar como tú o yo, esto y no como usted, ello o eso.
Desde una posición pragmática señala que lo abstracto deja de tener valor absoluto y se relativiza en función de la observación, la experimentación y la cooperación.
Enfoques de la posición teórico-metodológica abordada lo encontramos, como fue enunciado al principio del capítulo, en las llamadas investigación etnográfica, participativa, acción, etnometodológica, ecológica, naturalista,etc. que comparten todas o algunas de las características esenciales mencionadas; varias de ellas han tratado, incluso, de lograr un acercamiento a concepciones del positivismo en su forma (rasgos) pero no en su esencia (concepción del mundo) que a fin de cuentas es muy similar.
Sobre el llamado paradigma sociocrítico
Aunque ha recibido tal denominación, él no se diferencia en esencia de la última posición teórico-metodólogica estudiada. Su propósito está en que pretende, como ha sido expresado, reflejar de manera crítica los acontecimientos que acaecen en la sociedad encaminados a su transformación, aunque en realidad esta aspiración al final no se logra; en otras palabras no peyorativas, es utópica.
Su nacimiento se debe a las críticas realizadas en el transcurso de los años a las posiciones ya esbozadas pretendiendo superar el reduccionismo de los enfoques positivistas de la investigación por una parte y el conservadurismo de los centrados en la visión tratada en este epígrafe; esto es, genera un tipo de investigación social que se desenvuelve entre el empirismo y lo interpretativo, entre las limitaciones de ambos pero queriendo mantener lo que a su modo de ver es lo positivo. Contradictoriamente se define como dialéctica.
Sus orígenes se remontan a los trabajos desarrollados por la Escuela de Frankfurt, en especifico, las elaboraciones de T. Adorno y otros, y seguida prominentemente por J. Habermas.
Sin embargo, tal "paradigma" , como se le ha denominado. ha sido fuertemente criticado por su empirismo, el cual considera que las ciencias que se mueven en él no son nada más que "meras ideologías".
Esta llamada "ciencia social crítica", en sus acercamientos esporádicos a la teoría marxista, es considerada una metateoría que establece una perspectiva novedosa acerca de la comunicación-conocimiento-acción; en sí, se constituye en un proceso "activo" de construcción de teorías y prácticas.
En el ámbito educacional se considera que la "teoría educativa" reúne, por excelencia, las condiciones formales que se exigen de una teoría ya que esta debe "... rechazar las nociones positivistas de racionalidad, objetividad y verdad"; "... admitir la necesidad de utilizar las categorías interpretativas de los docentes"; "... [suministrar]... medios para distinguir las interpretaciones que están ideológicamente distorsionadas de las que no lo están; y... alguna orientación acerca de cómo superar... [las]... distorsionadas"; "... preocuparse por identificar aquellos aspectos del orden social existente que frustran la consecución de fines racionales, y poder ofrecer explicaciones teóricas mediante las cuales los enseñantes vean cómo eliminar o superar tales aspectos"; "... [ser]... práctica en el sentido de que la cuestión de su consideración educacional va a quedar determinada por la manera en que se relacione con la práctica".
En resumen, este enfoque expresa:
El investigador toma partido en la realización de la investigación, haciendo valer su concepción ideológica a fin de generar transformaciones en sus resultados. La postura ideológica es vista como un grupo de creencias que permiten tener un criterio ante la vida.
No es su propósito "develar" las ataduras ocultas sino sacarlas a la superficie y romperlas conscientemente para transformar la realidad de las personas que son sometidas en su praxis histórica.
Está directamente relacionado con el factor de poder que estructura la interacción social. Descubre en el trabajo los aspectos que llevan a la alienación, y en el lenguaje los aspectos que lo convierten en instrumento de manipulación.
Analiza lo que se esconde detrás de la comunicación falseada que se da en una sociedad dividida en clases y los factores que impiden para que ella se libere.
Estudia los aspectos afectivos que hacen invisibles las formas de dominación en esa sociedad y que, a la larga, se convierten en ataduras invisibles al sistema social. Por eso orienta el conocimiento para autoemanciparse y autoliberarse en ese contexto.
Trata de conocer y comprender la realidad como praxis.
Une la teoría y la práctica; esto es, conocimiento, acción y valores.
En materia de investigación educativa trata de involucrar al docente a partir de la autorreflexión.
En lo que respecta a la investigación educativa expresa que esta es una actividad contextuada históricamente y es: a) social y con consecuencias sociales; b) moral, pues se aspira a una sociedad más racional y justa; c) política, porque influye a los actores sociales para que tengan la posibilidad de acceder a una vida mejor; d) problemática, atendiendo al carácter contradictorio y conflictivo del proceso educativo, el cual genera incertidumbres. En ese contexto situacional se desarrolla la práctica, que es estratégica y sistemática, y necesita permanentemente de la investigación.
El docente (práctico) toma decisiones y reflexiona críticamente acerca de ellas con la ayuda de una "comunidad autocrítica".
Expresa una forma distinta de comunicación-conocimiento-acción en la cual se reconceptualizan los significados de los conceptos "teoría", "práctica" y su relación. La primera es vista como un conjunto de supuestos, creencias, saberes que utiliza el práctico para redefinirla. Pero la teoría no deriva, ni refleja la práctica puesto que ella aparece cuando el sujeto reconsidera racionalmente las creencias y las justificaciones existentes y en uso. En tal situación el papel de la teoría está dado en que informa y transforma los modos en que la práctica se entiende y materializa puesto que no la precede. El paso de la teoría a la práctica enfrenta una secuencia de lo irracional a lo racional, de lo inconsciente a lo consciente, de lo mecánico a lo reflexivo. La práctica, se dice, es teoría en acción.
Este enfoque y el interpretativo comparten el criterio de lo práctico y tienen en cuenta aspectos derivados del contexto, cualesquiera que sean, en que el sujeto se desempeña ya que este puede llegar a limitar o deformar el proceso crítico-reflexivo. Su diferencia estriba en que el segundo otorga importancia al tratamiento individual; en tanto el primero hace énfasis en el carácter colectivo a través de la "comunidad crítica".
En lo referido a la convalidación de los conocimientos, además de tomar del reflexivo los términos de comunicabilidad y coincidencia interpretativa, añade las condiciones necesarias para que pueda tener lugar el "diálogo libre, abierto y democrático" entre el teórico y el práctico.
Su praxis está orientada por la phronesis que es la disposición moral a obrar correcta y justificadamente en cualquier circunstancia.
Es objeto de interés emancipar, criticar e identificar el potencial para el cambio. Analiza la realidad.
Para las llamadas tendencias "cualitativas" la realidad es construida, holística, divergente y múltiple. Para este realidad es construida, holística, compartida, histórica, dinámica y divergente.
Los sujetos se interrelacionan estrechamente pues existe una relación influida por el fuerte compromiso para el cambio. El investigador es un "sujeto más".
Sus propósitos para la generalización de los resultados son idénticos a los expresados en la posición teórico-metodológica estudiada.
Los criterios de calidad están dados en la intersubjetividad y la validez consensuada.
Los métodos y técnicas de mayor uso son el estudio de casos, las técnicas participativas y lo que denominan técnicas dialécticas, que no son otra cosa que una combinación de estos.
Fenomenología
Prof. Dr. José Rodríguez de Rivera /Dpto. Ciencias Empresariales. Universidad de Alcalá
(del griego, = las cosas que se aparecen; y s = doctrina, ciencia)
Uso amplio del concepto "fenomenologia"
El término Fenomenología ha sido utilizado en la Filosofía moderna primero en un sentido muy amplio por J.H. Lambert (Prefacio al Neues Organum;1764: es decir, intentando rehacer el Novum Organum de Bacon como teoría del método).
Lambert planteaba cuatro cuestiones fundamentales en referencia al acceso al saber:
¿Se ha negado la naturaleza a otorgar al hombre la fuerza suficiente para caminar hacia la verdad?
¿Se nos ofrece la verdad bajo la máscara del errror?
¿Oculta el lenguaje la verdad con términos equívocos?
¿Existen fantasmas que fascinando los ojos de la inteligencia impiden percibir la verdad)
Según estas cuatro preguntas, Lambert diferenciaba cuatro ramas de la metodología (o teoría del saber epistémico):
Dianología: estudio de las reglas del arte de pensar
Aletiología: estudio de los elementos de la verdad
Semiótica: estudio de la asignación a lo verdadero de sus caracteres externos
Fenomenologia: estudio que distingue entre la apariencia y la verdad (lo aparente o fenoménico y lo real).
La Fenomenología tendría así como campo propio de estudio elaborar una teoría de la apariencia, que es a su vez el fundamento de todo saber empírico.
I. Kant, en el contexto de su correspondencia con Lambert, usó el término en su preparación a la Crítica de la Razón Pura que denominaba entonces Phaenomenologia generalis como doctrina de lo que se nos muestra y que debía servir de propedéutica a la metafísica. Sin embargo, luego restringió su uso a los modos en que se nos manifiesta lo corporal a los sentidos.
J.G. Fichte, en la segunda parte de su Teoría de la Ciencia que trata de las apariencias, volvió a asignar un sentido más amplio al término para referirlo al conjunto de los fenómenos de la conceincia y auto-conciencia ante el Absoluto.
G.W.F. Hegel ("Fenomenología del Espíritu") asigna a la Fenomenologia el describir la morfología de la evolución del espíritu, es decir, la sucesión de las diferentes formas o fenómenos de la conciencia, consideradas como "fenómenos", comprendidas como formas que va tomando el espíritu (Geist) en su devenir hacia el estado final de un puro saber o un espíritu absoluto. La Fenomenología del Espíritu debería así representar el "devenir de la ciencia en general, o del saber".
En contraste con el enfoque más abstracto de Hegel, W. Hamilton (1858), que diferenciaba la psicología y la lógica, asignaba a la Phenomenology of Mind la tarea de describir las distintas formas en que se manifiesta la vida del alma orientándose a la descripción de lo vivencial (Lectures on Metaphysics and Logic I; Londres/Edinburgo 1861). Esta fenomenologíano tendría como tarea el estudio del pensamiento como tal, sino sólo el examen, como una psicognosia, de las ideas tal como surgen y desaparecen en el flujo vivencial mental.
En esta descripción no se trataría de mostrar la evolución histórica sino de ordenar conceptualmente diversos niveles de esas vivencias.
Peirce y la Fenomenología
Ch.S. Peirce utiliza el término hegeliano para designar una de las tres partes en que divide el saber (la ciencia, la filosofía): no comprende la Fenomenologia como investigación de lo que se muestra, de lo fenoménico, sino de lo que se presenta a la mente, y esto debía ser descrito como totalidad "of all that is in any way or in any sense preseent to the mind, quite regardeless of whether it corresponds to any real thing or not" (Collected Papers, ed. C.Hartshorne/P.Weiss., Cambridge Mass. 1931). Peirce también denominaba esta F. "phaneroscopy" como disciplina que aisla los últimos elementos indivisibles de lo que se nos muestra en la experiencia (fanerón).
El término designaría algo similar a lo que en la filosofía inglesa se denominaba "idea", pero él consideraba que esos filósofos habian restringido indebidamente el significado de "idea". Un fanerón es accesible a la observación.
La fenomenología o faneroscopia estudia, apoyándose en la observación directa, los fanerones, pero abstrayendo o generalizando sus observaciones. Los fanerones observados se muestran inextericablemente mezclados, y es imposible aislarlos del too, pero sus caracteres son dispares: y por ello es posible enumerar categorías de fanerones.
Con ello, orientaba Peirce el sentido del término en dirección a una teoría de las categorías que debía preceder a las ciencias empíricas.
Esa faneroscopia o fenomenología debe abstenerse, según Peirce, de toda especulación sobre las relaciones lógicas entre las categorías, o sobre los hechos fisiológicos o cerebrales implicados (aquí rechazaría pues estudiar sus relaciones mutuas: como "incomensurables" la fenomenología y la "cognition science"). La fenomenologia debería pues limitarse a la descripción de las apariencias directas, combinar exactitud minuciosa y especulación.
No haría falta estar influido por tradiciones para practicar el análisis faneroscópico, ni por autoridades, ni presuponer tampoco que los hechos mostrados en fanorones son de tal o tal modo, etc. Sólo hay que limitarse honrada y simplemente a describir lo observado en las apariencias.
Peirce encontraba ahí - en curioso paralelismo al enfoque lógico de Husserl - relaciones a uno mismo ( mónadas), entre dos (diadas), entre tres (triadas), tétradas etc.
La Fenomenología según Husserl
El sentido dado hoy en la filosofía a la Fenomenología, es decir, el sentido en que aún se emplea el término en el lenguaje filosófico, lo refiere a la forma en que el concepto fue definido por Husserl y ha sido luego desarrollados por algunos de sus discípulos.
La "escuela filosófica" tiene gran complejidad y variedad de tendencias internas (sobre la evolución del movimiento: Herbert Spiegelberg).
Se suele así distinguir una
Fase alemana:
fenomenología pura de Husserl,
obras de sus discípulos: Alexander Pfänder, Adolf Reinach, Moritz Geiger, Edith Stein, Roman Ingarden y otros.
Fenomenología de las Esencias (Max Scheler)
Pensamiento fenomenológico de Heidegger y Nicolai Hatmann
Fase francesa:
relaciones de G. Marcel con el movimiento fenomenológico
obra fenomenológica de J.P. Sartre
M. Merlau-Ponty
Paul Ricoeur
Otras fases posteriores
La Fenomenología puede ser considerada como "método" y como "modo de ver" o forma de establecer la relación de observación entre un (sistema)-observador y un cambo u horizonte de problemas u objetos analizados.
Ambos aspectos están intrínsecamente unidos: el método se define desde ese modo de observar, y éste por la preferencia por el programa-método.
Fundamental en todo el esfuerzo, modo de ver y método fenomenológico es querer superar el "psicologísmo".
Evolución de su concepto de la "Fenomenología"
En sus Investigaciones Lógicas (Logische Untersuchungen - 1900/1901), Husserl quiso superar el marco de referencia conceptual del psicologísmo para estudiar los problemas de la lógica y matemática.
Husserl dibuja así las líneas maestras de una lógica pura en que diferencia:
una serie de conceptos (concepto, relación, proposición, verdad, conjunto, número, etc.);
y un conjunto de leyes o teorías (como conjuntos ordenados de conceptos, comprendidos estos ordenamientos a nivel formal, no en su referencia a una realidad) que definen la forma de relacionar esos contenidos anteriores;
una teoría pura de la multiplicidad (reine Mannigfaltigkeitslehre) de las posibles formas de teorías - y que de acuerdo a su comprensión de "teoría" no implicaría tampoco referencia alguna a lo empírico.
Como se ve, el proyecto husserliano seguía un impulso similar al que movió a los representantes de la Filosofía Analítica desde la obra de Russell, pasando por el Círculo de Viena o por el primer Wittgenstein.
Para desarrollar tal lógica pura consideraba necesario comenzar por una "Fenomenología" también pura que permitiera "volver a las cosas mismas"; es decir, no a descripciones cargadas de pre-juicios teóricos, a especulaciones etc., sino a las formas lógicas originales (según las cuáles opera el pensamiento humano).
Pero en este trabajo no se buscan nuevos objetos sobre los que se ejercitaría la reflexión filosófica, sino lo que intenta detectar son nuevos aspectos, nuevas formas de manifestársenos los objetos de siempre. Esta concepción fue elaborada por Husserl en sus "Ideas sobre una fenomenología pura y sobre la filosofía fenomenológica" (Ideen zu einer reinen Phänomenologie und phänomenologischen Philosophie - vol. 1, 1913).
La evolución de la concepción husserliana rompió los límites de su campo de observación, inicialmente restringido a las relaciones lógicos entre conceptos y teorías para recuperar el contacto con lo vital, que es de donde realmente parte toda auténtica reflexión filosófica (comprendida como discurso racional inserto en un modo de vida). El concepto del "Lebenswelt" (mundo de la vida) elaborado en "Experiencia y Juicio" (Erfahrung und Urteil, 1939) supone el paso decisivo final para completar la concepción husserliana (fenomenológica) del modo de realizar la filosofía.
El método fenomenológico
Husserl construye su concepto de método fenomenológico en diferencia a la actitud ingenua, "natural", con que el hombre se enfrenta en su vida cotidiana a las cosas sin cuestionar ni plantearse problemas sobre sus posibles fundamentos, o sobre si la apariencia de las cosas responde realmente a lo en el fondo son, sino donde simplemente se da por sentado que el mundo es como es. La diferencia conceptual sobre la forma en que se ven o se conocen las cosas desde esta actitud aproblemática y la forma en que científicos o filósofos intentan ir más allá de la mera apariencia, y cuestionan esa misma actitud "natural" responde a la clásica diferencia "doxa/episteme" (mundo de la mera opinión acrítica contrapuesto al mundo del conocimiento sólido, apoyado en la "crisis" de la opìnión).
El método fenomenológico, en cuanto forma de observar las cosas desde una actitud crítica, no puede realizarse, según Husserl simplemente cuestionando todo (como en la duda metódica cartesiana), pues ello equivaldría a quitarnos el mismo suelo bajo nuestros pies, la base desde la que ejercer un pensamiento más sólido (más racional) que el que se practica en la actitud natural. Por ello, Husserl recomienda practicar simplemente la "epojé" (poner entre paréntesis) de todo ese mundo de las aparentes certezas cotidianas: sin negar por tanto su existencia, pero también sin apoyar en dichas opiniones el proceso filosófico. Esta programación de las operaciones cognitivas equivale pues a una "reducción" muy peculiar, la "reducción fenomenológica".
Pero Husserl - y en eso se advierte el peso de la larga tradición filosófica desde Descartes y Kant - lo que se elige como campo de observación sobre el que practicar esa reducción es el "flujo de la conciencia", es decir, las operaciones internas, las vivencias de un sujeto.
Es claro que podría haberse elegido otro ámbito como campo observale. Max Weber eligió el de la "acción social" (acción que en la mente del sujeto se orienta a otros), y Habermas, interesado también como Weber por el mundo de las realidades sociales, selecciona el ámbito de la "acción comunicativa".
En el análisis de ese flujo de conciencia, Husserl diferencia entre la "noesis" (como operación constituyente) y el "noema" (como contenidos constituidos o construidos por la noesis).
Esta distinción noesis/noema es heredada por la epistemología de Luhmann que diferencia entre operaciones (mentales)/contenidos elaborados o construidos por esas operaciones).
Esta diferencia básica se inserta en una concepción de lo psíquico que Husserl considera caracterizado por su dimensión de Intencionalidad. Esta intencionalidad no sólo se da frente a los objetos externos, sino también en la actividad psíquica reflexiva, dirigida ella misma a observar el propio flujo de conciencia, las vivencias y sus contenidos vistos así como objetos internos.
La admisión como objetos dignos de investigación de tal tipo de objetos internos marca aquí una diferencia radical con las tesis básicas de la Filosofía Analítica en que la tendencia del Empirismo Lógico ha conducido a sólo admitir como con "significado" objetos accesibles a la verficación sensible.
Pero tanto en la percepción de lo externo como en la de lo interno hay que distinguir, según Husserl, entre el modo de mostrarse el objeto que siempre tiene sus sombras (Abschattung) y la vivencia con que se le percibe, y que tendría las características de la evidencia de lo inmediatamente dado.
miércoles, 21 de marzo de 2007
La Etnometodología
Etnometodología
Fernando Rodríguez Bornaetxea
Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
>>> ficha técnica
El término Etnometodología fue utilizado por primera vez por Harold Garfinkel para denominar la forma de trabajo psicosociológico que estaba realizando en 1954 (Garfinkel:1968). La "etiqueta" se ha extendido a toda una corriente de la psicología social que se desarrolló a partir de los años sesenta en ciertas universidades californianas, tomando diferentes orientaciones en la investigación y extendiéndose paulatinamente a los ambientes internacionales relacionados con las ciencias sociales.
La Etnometodología pretende describir el mundo social tal y como se está continuamente construyendo, emergiendo como realidad objetiva, ordenada, inteligible y familiar. Desde este punto de vista, la etnometodología recomienda no tratar los hechos sociales como cosas, sino considerar su objetividad como una realización social. Considera además, que esta autoorganización del mundo social no se sitúa en el Estado, la política o cualquier superestructura abstracta sino en las actividades prácticas de la vida cotidiana de los miembros de la sociedad. Estas actividades se realizan conjuntamente en las interacciones; y la gente las realiza ateniéndose a los presupuestos y a los tipos de conocimiento propios de la "actitud natural".
Encontramos en esta descripción dos perspectivas: heredera de T. Parsons la primera, que se interesa en las condiciones de emergencia y de mantenimiento del orden social, seguidora de A. Schutz la otra, que se refiere a la racionalidad práctica de las actividades cotidianas y al tipo de conocimiento social que se pone implícitamente en práctica. La conjunción de ambas es el punto de partida de la obra de Garfinkel.
Tanto Parsons como Schutz elaboraron una revisión de la obra de Max Weber, pero mientras que el primero se volvió hacia la tradición sociológica clásica integrando en su teoría los trabajos de Durkheim y Pareto, Schutz recurrió a la fenomenología de Husserl y a los análisis de la conciencia de Bergson. Parsons buscaba una teoría omniexplicativa de la sociedad mientras que Schutz pretendía una metateoría de las ciencias sociales.
La relación que Garfinkel estableció con Parsons y Schutz, en particular durante su tesis doctoral titulada "The perception of the other :a study in the problem of social order" (Garfinkel:1952) es difícil de definir puesto que Garfinkel toma prestada la cuestión del primero, y la respuesta del segundo. Esta relación se hace más complicada dada la peculiar lectura que Garfinkel hace de los dos autores, lo que conduce fundamentalmente a relaciones ambiguas entre etnometodología, funcionalismo, fenomenología y estructuralismo.
El punto de partida de Garfinkel es el problema del orden social tal como es planteado por Parsons y se sirve de las reflexiones de Schutz para desarrollar una nueva aproximación empírica. Este procedimiento tiene un carácter paradójico puesto que trabaja de manera empírica problemas que hasta entonces se habian considerado como filosóficos.
En el prefacio del libro fundador de la etnometodología, Studies in Ethnomethodology (1967), Garfinkel acuñó el "eslogan" de su enseñanza, situando así su política de investigación con respecto a la sociología tradicional:
"En contraposición a ciertas versiones de Durkheim que enseñan que la realidad objetiva de los hechos sociales es el principio fundamental de la sociología, tomamos la enseñanza y proponemos como política de investigación que, la realidad objetiva de los hechos sociales, entendida como realización continua de las actividades concertadas de la vida cotidiana, realización efectuada por miembros que conocen, usan, y consideran como obvios los procedimientos ordinarios e ingeniosos para esta realización es, para los miembros haciendo sociología, un fenómeno fundamental." (Garfinkel:1967, p.7)
Para Durkheim el hecho social era exterior al individuo que determina. Para Garfinkel, tomar el postulado durkheimiano como orientación general de su trabajo priva a la sociología del estudio de los fenómenos que le interesan en primera instancia en tanto que ciencia de los fenómenos sociales, los procedimientos de los que se sirven los miembros para establecer las situaciones sociales. Mientras el sociólogo trate los hechos sociales como cosas, conserva la actitud ingenua del actor social, es decir, se impide describir la actividad humana. Describir esta actividad es, darse cuenta de que es productora de sentido, de que construye un orden y de que propicia la existencia de la sociedad como entidad organizada. Para realizar esta tarea, el sociólogo debe cuestionar la dimensión de la acción social, debe observar el hecho social no como objeto estable sino como proceso contingente, como producción continua de los miembros que la hacen existir mediante sus acciones e interacciones. Para hacer esto, los actores ponen en práctica un "savoir-faire", una serie de procedimientos, reglas de conducta y recomendaciones, en resumen una metodología de cuyo estudio se ocupa la etnometodología.
La etnometodología entendida como, la investigación empírica (logía) de los métodos (método) que utiliza la gente (etno) para dar sentido y producir, al mismo tiempo, la actividad social cotidiana, es decir, el estudio de los procedimientos constitutivos de la inteligibilidad social, supera el marco de la sociología tal como se define tradicionalmente, puesto que la inteligibilidad social recubre el conjunto de las actividades humanas. Todas las ciencias, la linguística, la psicología, incluso las ciencias naturales estan afectadas por la etnometodología, en tanto que actividades sociales.
En este sentido, la etnometodología ocupa un lugar propio y distinto de la sociología y del resto de las ciencias humanas, puesto que se ocupa de sus propios fenómenos. Estudia los procedimientos por los que los miembros de otras disciplinas concretan su objeto inteligible de investigación. Es una ciencia propedéutica al estilo de la Fenomenología dado que, como esta, no forma parte de la filosofía sino que la prepara, y porque surje de una crisis de la ciencia, crisis endémica en la que se ponen en duda las bases de las disciplinas científicas y que exige un retorno a "las cosas mismas", a aquello de lo que se habla.
Aunque la influencia interaccionista en la Etnometodología es palpable, -su situación histórica y geográfica, las referencias de Garfinkel a Thomas o Mead, sus relaciones personales así como el interés común en el significado de la acción para el actor, son buena prueba de ello- la etnometodología no es una forma del interaccionismo simbólico. Una diferencia fundamental, por ejemplo, es la noción de indexicalidad (ver Indexicalidad). Los interaccionistas asumen la existencia de un sistema simbólico transituacional. Además, siguen considerando los hechos sociales como el principal interés de la sociología y estudian las reacciones de los individuos ante ellos. En este sentido, permanecen más cercano al análisis del orden social parsonsiano que la etnometodología. Para los interaccionistas, los actores negocian una definición de la situación (norma, regla, etc.), mientras que lo que interesa a los etnometodólogos es cómo los actores llegan a identificar una ocasión como una situación en la que se aplica tal regla, es decir, se interesan en las reglas en tanto que recursos de los actores para establecer la situación.
La publicación de "Studies in Ethnomethodology", coincidió con un periodo de descontento generalizado ante las ortodoxias dominantes en la teoría y metodología sociológicas. La teoría de los sistemas de Parsons, con la subordinación analítica del actor a un entorno de exigencias funcionales había perdido su atractivo y las críticas al funcionalismo, como la formulada por C. Wright Mills, fueron bien acogidas entre los jovenes. Otra señal de la inminente crisis funcionalista fué la aparición de modelos teóricos radicalmente diferentes y globales, cuyas estipulaciones formales y supuestos subyacentes difieren sobremanera del modelo parsonsiano en particular y del funcionalismo en general. Estos nuevos modelos, insistían en la primacía analítica del punto de vista del actor y en la construcción social de la realidad. Además, subrayaban las debilidades metodológicas de las ciencias sociales que consideran al actor como un mero portador pasivo de atributos sociales y psicológicos. Los principios expuestos por Garfinkel en su libro, auténtico "chef-d'oeuvre" del movimiento, coincidían con el espíritu del momento.
Una excesiva simplificación de lo que acontecía en la situación histórica a la que nos referimos, contribuyó a la asimilación en una sola categoría de perspectivas bien distintas como el interaccionismo simbólico, la "labeling theory", la dramaturgia de E.Goffman, los análisis fenomenológicos de Berger y Luckman y la Etnometodología. La nueva categoría sería la "sociología de la vida cotidiana". Este mismo proceso, provocó que la obra de Garfinkel pasase desapercibida en el mismo momento en que "etnometodología" se convertía en palabra corriente para los psicólogos sociales y sociólogos americanos.
La argumentación sociológica que se desprende de la lectura de los "Studies" afirma que los miembros de una sociedad exhiben conductas ordenadas, regulares, estandarizadas y concordantes, en entornos sociales estables que les son inteligibles, disponibles, descriptibles, en forma familiar. Más que dar cuenta de esta regularidad en términos de determinación externa por las estructuras objetivas, por los sistemas de normas o de reglas, ya sean interiorizadas o impuestas por un poder o por las instituciones, hay que intentar razonar en términos de relación de determinación recíproca entre la organización de un entorno social estable y la organización de conductas ordenadas o de acciones concertadas en situación. Esto obliga a poner el acento sobre ciertas propiedades de esta doble organización interdependiente: su dinámica endógena, su enraizamiento en las estructuras de la experiencia de los actores, su carácter de proceso, su marco interaccional, su estructura temporal, su perspectiva práctica; y también sobre sus principales mediaciones: uso de métodos de razonamiento práctico, puesta en práctica de procesos de comprensión común, movilización de un saber de "sentido común" de las estructuras sociales, referencia a esperas rutinarias en segundo plano a las que los actores estan moralmente obligados a conformarse y sin las cuales no hay interacción posible, disposición de recursos de lenguaje ordinarios para definir las situaciones, para dar cuenta de lo que ha sido hecho o de lo que viene, para explicar acciones, acontecimientos, etc.
El lenguaje ocupa el primer lugar como elemento constituyente de las situaciones sociales. La lógica de su empleo es fundamental para le lógica de toda constitución social del sentido. Es a la vez elemento de una totalidad, la situación de interacción, y elemento organizador de la misma. Para Garfinkel las actividades mediante las que los miembros de una colectividad producen y controlan sus actividades cotidianas son idénticas a los procedimientos que utilizan para hacer explicables (account-able) esos contextos. Accountable quiere decir disponible, descriptible, inteligible, relatable, analizable. No es que tome los informes de los actores como descripciones de la realidad sino que entiende que mediante ellos se constituye el orden social, se hace visible el mundo. En este sentido la Etnometodología se aparta del resto de la tradición sociológica de Parsons a Schutz, no considera el lenguaje como una entidad abstracta sino como actividad lingüística caracterizada por dos rasgos fundamentales: es irremediablemente indexical (Indexicalidad) y, por tanto, reflexiva (Reflexividad).
Los etnometodólogos comenzaron haciendo investigaciones sobre las "desviaciones sociales". Estos estudios se desarrollaron en medios educativos, médicos o judiciales a partir de la idea de "normalidad percibida" de Garfinkel según la cual, la "normalidad" de los acontecimientos sociales es el producto de una labor activa mediante la que los actores "normalizan" las discrepancias entre los acontecimientos esperados y los que se dan de hecho. Estos estudios dieron pie a una nueva sociología del conocimiento, libre de las trabas de la racionalidad prescriptiva. La nueva perspectiva se ocupa de la reflexividad que une la constitución social del conocimiento y el contexto institucional que genera y mantiene ese conocimiento.
A partir de entonces, la Etnometodología ha desarrollado por lo menos cuatro estilos o formas diferentes de investigación. La primera a) es la de los estudios sobre las prácticas de trabajo efectuadas por Garfinkel y sus estudiantes de Los Angeles entre los que se encuentran E. Bittner, D. Zimmerman, D.L. Wieder o H. Schwartz. A este grupo podemos sumar el formado por A.V. Cicourel en Santa Bárbara hasta su separación definitiva de Garfinkel en el Sympusium de Boston de 1974, con M. Pollner, H. Elliot, H. Mehan, M. Shumsky o H. Wood. En general son estudios sobre actividades ocupacionales ordinarias, aunque Garfinkel se interesó concretamente en las actividades de físicos y matemáticos. La idea surgió al comprobar que muchos estudios sociológicos trataban "sobre" las ocupaciones y no directamente "las" ocupaciones. Así, se abordaban cuestiones como los ingresos, etnicidad, clase social, relaciones entre "roles", etc. y no se informaba sobre las actividades fundamentales que constituían y daban sentido a dichas ocupaciones. Para este tipo de intervención Garfinkel exige la "adecuación única", lo que quiere decir que el investigador ha de ser competente, ha de dominar las actividades que se están investigando. Sólo el haber tenido la experiencia de lo que se quiere describir garantiza el objetivo de la investigación que no es otro que el mayor nivel de precisión y especificidad posible de los detalles constitutivos de la actividad ocupacional en cuestión.
El segundo tipo (b) trata sobre los estudios de la conversación. Se originaron con los trabajos conjuntos de Garfinkel, Sacks y Schegloff. Estos estudios examinan los trazos organizacionales del lenguaje natural en las interacciones cotidianas, como por ejemplo las conversaciones telefónicas, los saludos, las producciones de historias y de informes o las bromas en el contexto de su enunciación. Los volumenes editados por Sudnow (1972), Schenkein (1978), Psathas (1979) o Watson y Heritage (1985) ofrecen una buena muestra de ello.
Los conversacionalistas han reforzado el rigor en el estudio de la interacción social introduciendo nuevos conceptos analíticos para su estudio como el de "par adyacente". Esta estructura muestra cómo algunas interacciones como saludos, despedidas, preguntas y respuestas, se organizan en pares de manera que la producción de un primer elemento exige que se produzca una segunda acción complementaria por parte del receptor. La elaboración de este concepto concretó aspectos importantes de la "explicabilidad inherente" de la acción y se ha aplicado posteriormente a un número cada vez mayor de actividades interactivas (mirada, movimiento corporal, etc.). La importancia de la contribución a la ciencia social de los análisis de conversaciones hacen preveer su rápido crecimiento y evolución.
La tercera forma de trabajo surgida de la etnometodología es (c) la sociología cognitiva. A partir de 1974, Cicourel acuñó el término "sociología cognitiva" (1974;1980) y emprendió un tipo particular de investigación. Su principal continuador ha sido Mehan (1985).
Cicourel y Mehan, que trabajaban en el campo de la educación, comprendieron que el estudio de la adquisición y de la competencia del lenguaje era uno de los problemas básicos de la sociología. Estudiaron lenguajes esotéricos como el de los mudos o los ciegos de nacimiento, se adentraron en el campo de la psicolingüística y el lenguaje de los niños y abordaron situaciones más complejas como la interacción maestro-alumno dentro del aula. Estos trabajos constituyen un puente entre la etnometodología y sus disciplinas más cercanas como la psicología cognitiva, la antropología y la linguística.
La cuarta tendencia (d), denominada el grupo "análisis", está encabezada por P. McHugh y A. Blum. Podríamos justificar la presencia de este grupo como una disidencia del movimiento etnometodológico, pero su mención aquí se debe fundamentalmente a su desarrollo de las implicaciones del problema de la reflexividad (ver Reflexividad).
El principal problema al que se enfrenta la etnometodología es que aunque sea el grupo el que crea las reglas de la vida en grupo y no al revés, son los propios actores los que consideran que son las reglas las que determinan la vida del grupo, la propia sociología presupone la realidad social como constituida. Ahora bien, si la etnometodología quiere estudiar los procesos de constitución de la realidad y el orden social debe incluir, al menos como recurso implícito, la referencia a lo que es su propia labor de descripción e interacción. Caso de no hacerlo, sería un simple estudio formal de las interacciones y caso de hacerlo se encuentra ante un problema de regresión infinita puesto que cada intento de explicitar su acción se convierte en una nueva que también debe explicitarse.
Se podría decir que hay dos formas de analizar un hecho social. Una endógena que estudia la organización y las operaciones que permiten su constitución. Otra exógena, que explica la relación de este hecho social con otros. Mientras que el primer análisis ignora la historicidad de los hechos sociales, el origen y la función de las normas puestas en práctica en la constitución del hecho, el segundo ignora el carácter constituido del mismo. El hecho no es explicado completamente más que si se aborda tanto desde la "reducción etnometodológica" como desde la "actitud natural". Esta presentación, aunque tiene a su favor la claridad nos plantea el difícil problema epistemológico de decir en qué sentido las dos actitudes tratan de la misma cosa.
En definitiva, la Etnometodología ha transformado la teoría de la acción social y ha puesto ha disposición de los investigadores los dispositivos metodológicos y la cobertura teórica para la explicación de su constitución continua.
La Etnometodología
Durante la década de los años 1960-70, comenzaron y se extendieron diferentes críticas a la metodología empleada, sobre todo en la sociología (Cicourel, 1964, Garfinkel, 1967). Estas críticas desafiaban varios de los presupuestos más familiares de esta disciplina, con resabios más bien positivistas, y acentuaban la idea de que la realidad social era algo construido, producido y vivido por sus miembros.
Para poder comprender a fondo la naturaleza y proceso de este fenómeno, es decir, la parte activa que juegan los miembros de un grupo social en la estructuración y construcción de las modalidades de su vida diaria, se fue creando, poco a poco, una nueva metodología, llamada etnometodología, por ser algo elaborado por el grupo humano que vive unido, un etnos. También se desarrollaron, a partir de esta base, otras variedades del construccionismo, del análisis del discurso y de diferentes ramas interpretativas, que, en el fondo, reciben gran parte de su ideología de la fenomenología de Husserl (1962) y Schutz (1964).
Pero la etnometodología ha sido la más radical y productiva orientación metodológica que ha especificado los procedimientos reales a través de los cuales se elabora y construye ese orden social: qué se realiza, bajo qué condiciones y con qué recursos. Esto ha constituido una práctica interpretativa: una constelación de procedimientos, condiciones y recursos a través de los cuales la realidad es aprehendida, entendida, organizada y llevada a la vida cotidiana.
La etnometodología no se centra tanto en el qué de las realidades humanas cotidianas (qué se hace o deja de hacerse), sino en el cómo, es decir, en la modalidad de su ejecución, desenvolvimiento y realización, que puede ser en gran parte un proceso que se desarrolla bajo el umbral de la conciencia, una estructura subyacente que determina la realidad social (Holstein y Gubrium, 1994, 2000).
De aquí, que la etnometodología sostenga que en las ciencias sociales todo es interpretación y que “nada habla por sí mismo”; que todo investigador cualitativo se enfrenta a un montón de impresiones, documentos y notas de campo que lo desafían a buscarle el sentido o los sentidos que puedan tener. Este “buscarle el sentido” constituye un auténtico “arte de interpretación”.
De aquí, también, que este sentido pueda ser bastante diferente de acuerdo a la perspectiva étnica, de género, de cultura y demás aspectos identificatorios, tanto del grupo social estudiado como del investigador. Esto da pie a que se hable de una epistemología eurocéntrica, una epistemología afroasiática, una epistemología feminista, etc.; y, con ello, se fundamente lo que en la actualidad se considera una nueva sensibilidad postmodernista o postestructuralista.
El corazón de la etnometodología está en la interpretación de las poliédricas y polifacéticas caras que puede tener una realidad humana, ya sea individual, familiar, social o, en general, de cualquier grupo humano. Ya Aristóteles había dicho que el ser no se da nunca a nadie en su totalidad, sino sólo según ciertos aspectos y categorías (Metafísica, Libro iv). ¿Cuál o cuáles de esos aspectos o caras, que tiene una realidad concreta, deberé ver o percibir, y cuál o cuáles de las categorías, de que dispone mi mente como investigador, deberé aplicar? Aquí está la esencia de la investigación: en esta interpretación.
Las realidades humanas, las de la vida cotidiana –que son las más ricas de contenido–, se manifiestan de muchas maneras: a través del comportamiento e interacción con otros miembros de su grupo, de gestos, de mímica, del habla y conversación, con el tono y timbre de voz, con el estilo lingüístico (simple y llano, irónico, agresivo, etc.) y de muchas otras formas. Todo esto necesita una esmerada atención a los finos detalles del lenguaje y la interacción para llegar a una adecuada interpretación. Para ello, hay que colocarlo y verlo todo en sus contextos específicos, de lugar, presencia o no de otras personas, intereses, creencias, valores, actitudes y cultura de la persona-actor, que son los que le dan un significado. No basta aplicar sistemas de normas o reglas preestablecidas (como lo son muchas tomadas de marcos teóricos): lo que es válido para un grupo puede, quizá, no serlo para otro. De acuerdo con la mayor o menor influencia de estos factores, una determinada conducta puede revelar vivencias, sentimientos o actitudes muy diferentes: puede revelar fraternidad, amor, resentimiento, recelo, asertividad, venganza, agresividad, franco odio, etc..
¿Cuál de ellas, o qué interpretación, será la más adecuada y acertada? Para lograrlo, no es suficiente preguntarle a la persona, por ejemplo, por medio de una entrevista, aunque ésta sea en profundidad, ya que el lenguaje sirve tanto para comunicar lo que pensamos como también para ocultarlo. Recordemos la cantidad de simulaciones, disfraces, fingimientos, engaños, dobleces e hipocresías que suelen usar los seres humanos en ciertas circunstancias. Por todo ello, la etnometodología no considera el lenguaje como algo neutro o como un instrumento sin más que describe la vida humana real, sino como un constitutivo de ese mundo humano o social, que revela, a su vez, la forma o modalidad en que la interacción produce ese orden o estilo social en que se da. No hay, en consecuencia, un lenguaje y una interacción, sino un lenguaje-en-interacción que posee una secuencia estructurante del contexto y su significado, lo cual diferencia la etnometodología del análisis del discurso (Heritage, 1984; Zimmerman, 1988). En efecto, el análisis del discurso, en su acepción general, ha sido blanco de muchos ataques de los etnometodólogos que lo acusan de ignorar los detalles situacionales de la vida cotidiana, al estilo y como la biología molecular ignora las estructuras reales que se dan en todo organismo biológico.
Por todo ello, el medio técnico más apropiado en la etnometodología es la observación independiente o participativa, según el caso, con la grabación de audio y de vídeo para poder analizar las escenas repetidas veces y, quizá, para corroborar su interpretación con una triangulación de jueces. Como dice el sabio refrán, cuatro ojos ven más que dos. Por otro lado, esta idea está hoy día apoyada también epistemológicamente con el principio de complementariedad de los enfoques (ver Martínez, 1997, cap. 8).
Evidentemente, como toda investigación, también la etnometodología trata de llegar a la construcción de estructuras del comportamiento humano, es decir, a sistemas explicativos que integren procesos y motivaciones, intencionales y funcionales, o patrones de conducta humana, individual o social, que nos dé una idea de la realidad que tenemos delante. Esta realidad puede ser muy única e irrepetible, propia sólo de ese grupo humano étnico o institucional, pues, como dice Geertz (1983), quizá, el conocimiento “es siempre e ineluctablemente local” (p. 4), pero pudiera ser también generalizable. Si es o no generalizable, lo dirán otros estudios o investigaciones comparativos con otros grupos.
La etnometodología que Garfinkel (1988), verdadero fundador de esta orientación metodológica, ha tratado de desarrollar en los últimos tiempos, está muy poco orientada hacia las generalizaciones universalistas y trata de concentrarse en competencias altamente ubicadas en disciplinas específicas. El fin es especificar la esencia o el qué de las prácticas sociales dentro de dominios altamente circunscritos o especializados del conocimiento y de la acción.
Sin embargo, esta orientación metodológica no pretende abordar las realidades humanas o sociales desde cero, sino que usa, con prudencia, los recursos que la sociedad en cuestión le ofrece. Así, el trabajo de interpretación estará influido por instrumentos interpretativos locales, como categorías reconocidas, vocabulario familiar, tareas organizativas, orientaciones profesionales, cultura grupal y otros marcos conceptuales que le asignan significado a los asuntos en consideración.
En esto, los etnometodólogos se acercan mucho a la posición de Foucault (1988) cuando hace ver que el individuo no lo inventa todo, sino que “utiliza patrones que encuentra en su cultura y que son propuestos, sugeridos e impuestos sobre él por su cultura, su sociedad y su grupo social” (p. 11). Y añade que las instituciones locales –el asilo, el hospital, la cárcel, etc.– especifican las prácticas operativas ya sea en el lenguaje usado como en la construcción de experiencias vividas. Todo esto nos remite a lo que tanto trató Wittgenstein (1969) y que expresó en lo que llamó “formas de vida” y “juegos del lenguaje”.
No obstante, la cultura ofrece sólo recursos para la interpretación, y nunca prohibiciones o mandatos y directivas absolutos. Siempre constataremos que el proceso natural de nuestra mente es dialéctico: un constante remolino de constituyente actividad de la realidad, un juego alternativo entre las miríadas de los “cómo” y los “qué”.
La etnometodología ha examinado muchas facetas y aspectos de la vida humana y del orden social; así, ha sido aplicada con éxito a una gran variedad de tópicos, que incluyen problemas familiares, estudio del curso vital, trabajo social, violencia doméstica, enfermedades mentales, terapia familiar, problemas sociales y estudio de anomalías psicológicas o sociales (Holstein y Gubrium, 1994; Gubrium y Holstein, 2000).
La metodología cualitativa representada por la etnometodología
Introducción
Orígenes y características de la investigación cualitativa
La metodología representada por la etnometodología
Bibliografía
Introducción.
Las discusiones acerca de la metodología más adecuada (cuantitativa o cualitativa) para investigar la realidad social han tenido, en décadas pasadas, un apogeo considerable. Tradicionalmente ha existido una tendencia hacia la metodología cuantitativa como la más apropiada para este fin teniendo como base, sobre todo, el paradigma positivista y aduciendo la importancia de eliminar los efectos del investigador en el fenómeno que estudia.
Sin embargo esta manera de enfocar el problema ha ido cambiando a lo largo del desarrollo de las ciencias sociales y desde hace algunos años la metodología cualitativa ha ido ganando espacio, con el reconocimiento de la importancia que tiene para la ciencia que los acontecimientos, las acciones, las normas, los valores, etc. sean vistos desde la perspectiva de los individuos que están siendo estudiados; lo cual implica penetrar los contextos de significados con los cuales estos individuos operan.
El énfasis es puesto en la necesidad de interpretar qué está pasando – para entender la sociedad como un todo – y el significado que tiene para sus participantes.
El presente trabajo tiene como objetivo principal contribuir a resaltar la conveniencia de la metodología cualitativa para aprehender la realidad social (aunque sin menospreciar la metodología cuantitativa) a través del caso específico de la etnometodología.
Orígenes y características de la investigación cualitativa
La metodología cualitativa, como indica su propia denominación, tiene como objetivo la descripción de las cualidades de un fenómeno. Busca un concepto que pueda abarcar una parte de la realidad. No se trata de probar o de medir en qué grado una cierta cualidad se encuentra en un cierto acontecimiento dado, sino de descubrir tantas cualidades como sea posible.
En investigaciones cualitativas se debe hablar de entendimiento en profundidad en lugar de exactitud: se trata de obtener un entendimiento lo más profundo posible.
Los orígenes de los métodos cualitativos se encuentran en la antigüedad pero a partir del siglo XIX, con el auge de las ciencias sociales – sobre todo de la sociología y la antropología – esta metodología empieza a desarrollarse de forma progresiva.
Nombres de indiscutible importancia asociados a los inicios de la metodología cualitativa son Fredrerick LePlay, Bronislaw Malinowski y la Escuela de Chicago a través de la cual se divulgó esta metodología donde se destacan Park, Burgess, Shaw, Sutheriand, Warner, Whyte, Thomas y otros.
Sin embargo después de la Segunda Guerra Mundial hubo un predominio de la metodología cuantitativa con la preponderancia de las perspectivas funcionalistas y estructuralistas.
No es hasta la década del 60 que las investigaciones de corte cualitativo resurgen como una metodología de primera línea, principalmente en Estados Unidos y Gran Bretaña. A partir de este momento, en el ámbito académico e investigativo hay toda una constante evolución teórica y práctica de la metodología cualitativa.
Dentro de las características principales de esta de metodología podemos mencionar: (Taylor, S.J. y Bogdan, R, 1994)
· La investigación cualitativa es inductiva.
· Tiene una perspectiva holística, esto es que considera el fenómeno como un todo.
· Se trata de estudios en pequeña escala que solo se representan a sí mismos
· Hace énfasis en la validez de las investigaciones a través de la proximidad a la realidad empírica que brinda esta metodología.
· No suele probar teorías o hipótesis. Es, principalmente, un método de generar teorías e hipótesis.
· No tiene reglas de procedimiento. El método de recogida de datos no se especifica previamente. Las variables no quedan definidas operativamente, ni suelen ser susceptibles de medición.
· La base está en la intuición. La investigación es de naturaleza flexible, evolucionaría y recursiva.
· En general no permite un análisis estadístico
· Se pueden incorporar hallazgos que no se habían previsto (serendipity)
· Los investigadores cualitativos participan en la investigación a través de la interacción con los sujetos que estudian, es el instrumento de medida.
· Analizan y comprenden a los sujetos y fenómenos desde la perspectiva de los dos últimos; debe eliminar o apartar sus prejuicios y creencias.
La metodología representada por la etnometodología.
La etnometodología constituye la tradición de investigación cualitativa de más reciente aparición. Durante la década de los años 1960-70, comenzaron y se extendieron diferentes críticas a la metodología empleada, sobre todo en la sociología.
Estas críticas desafiaban varios de los presupuestos más extendidos de esta disciplina, influidas por el positivismo, y acentuaban la idea de que la realidad social era algo construido, producido y vivido por sus miembros.
Se va creando entonces una nueva metodología para poder comprender a fondo la naturaleza y proceso de este fenómeno, es decir, la parte activa que juegan los miembros de un grupo social en la estructuración y construcción de las modalidades de su vida diaria. Es llamada etnometodología por ser algo elaborado por el grupo humano que vive unido.
Mauro Wolf, 1994, define la etnometodología como "(...) el estudio de los modos en que se organiza el conocimiento que los individuos tienen de los cursos de acción normales, de sus asuntos habituales, de los escenarios acostumbrados".
La etnometodología es especialmente desarrollada por Harold Garfinkel, quien es reconocido como el fundador de la misma (Studies in Ethnomethodology, 1967) y está enfocada a las maneras en que la gente comparte (en el sentido comunicativo) los hechos, procesos y acontecimientos sociales. El término viene de etno, en la medida que estamos hablando de un saber propio de su sociedad de referencia y metodología, en la medida que estamos hablando de los procedimiento formales de conocimiento y argumentación manejados por el actor cotidiano.
La etnometodología es una orientación metodológica que pretende especificar los procedimientos reales a través de los cuales se elabora y construye ese orden social: qué se realiza, bajo qué condiciones y con qué recursos. Esto ha constituido una práctica interpretativa: una constelación de procedimientos, condiciones y recursos a través de los cuales la realidad es aprehendida, entendida, organizada y llevada a la vida cotidiana (Martínez, 2002)
La etnometodología se centra principalmente en cómo se desarrollan las realidades humanas; en los acontecimientos cotidianos y las influencias del conocimiento común en las ciencias humanas. Es por ello que su premisa principal es que en las ciencias sociales todo es interpretación y que nada se explica por sí solo, que hay que buscarle un sentido a todos lo elementos a los que se enfrena el investigador.
Se interesa especialmente por ¿cómo actúan y se reproducen los modelos estables del accionar? que es una de las preguntas centrales de la sociología, intentando entender cómo la vida cotidiana es producida y organizada.
En otras palabras, los etnometodólogos no están interesados en lo que la gente está pensando sino en lo que ellos están haciendo, creen que la descripción en sí es explicatoria.
Así, en lugar de producir explicaciones causales deductivas, tienen como finalidad el producir descripciones. Ponen en el centro del análisis en cómo le da sentido la gente a sus actividades diarias de manera que el comportamiento siga formas socialmente aceptables.
Hay dos conceptos centrales en la etnometodología: la indexicalidad y la reflexividad.
La indexicalidad se refiere, en palabras de Garfinkel, a que los contenidos no son invariables, definidos de una vez para siempre, sino que el significado de un cierto acto está en relación - y así debe ser analizado - con el medio social organizado donde el acto tiene lugar.
Lo que un acontecimiento, una palabra, una expresión significa en un momento dado, se decide por parte de los métodos rutinarios que los miembros de la sociedad usan para darle orden a la existencia. O sea, que las características de las situaciones sociales son únicas y relativas a un contexto particular y por ello no pueden ser generalizadas por los analistas a otros contextos. (Mella, 1998)
Como Wilson lo señala "(...) en el punto de vista interpretativo de la interacción social en contraste con el paradigma normativo, las definiciones de situaciones y las acciones no están explícita o implícitamente asumidas como definidas de una vez para siempre por la aplicación de un sistema de símbolos preexistentes y establecidos culturalmente. Al contrario, el significado de las situaciones y las acciones son interpretaciones formuladas en base a ocasiones particulares por los participantes en la interacción y son sujetos a reformulación en ocasiones subsiguientes".
Para Garfinkel este concepto constituye uno de los mayores obstáculos que la elaboración metodológica en sociológica tiene que superar.
Los estudios metodológicos se han dedicado al intento de remediar, de sustituir las expresiones indexicales con términos objetivos no ligados al contexto de enunciación del discurso. Pero esta preocupación metodológica es propia también de las situaciones normales de la vida cotidiana, en la que los participantes en una conversación están a menudo absortos en entenderse, en aclarar las ambigüedades e imperfecciones derivadas del uso inevitable de expresiones indexicales. (Wolf, 1994)
El otro concepto relacionado es el de reflexividad. La etnometodología trata los hechos sociales como algo que sus miembros hacen a través de usar el razonamiento práctico en la vida cotidiana. El uso cotidiano del lenguaje representa tanto una descripción de las escenas de la interacción social como un elemento de estas mismas que el lenguaje consigue ordenar. (Wolf, 1994) Así, las descripciones de la sociedad y su forma de funcionamiento resultan una parte de lo que se quiere describir. Son reflexivas.
De la comprensión de este concepto deriva el interés de los etnometodólogos por todo aquello que se refiere a los métodos que los sujetos utilizan para describir, hacer resúmenes de acciones, dialogar etc.
Parte de las críticas a esta corriente ponen de relieve algunas carencias de esta metodología, en particular el problema de la relación entre vida cotidiana e instituciones sociales, es decir, el problema del poder.
Se les atribuye a los trabajos etnometodológicos un exceso de atención por los aspectos contextuales, indexicales, de las situaciones sociales, con la consiguiente ausencia de las dimensiones «reales», institucionales, históricas, de la vida cotidiana.
La atención en la irreparable contextualidad de las interacciones termina por esconder que operan aspectos y variables ampliamente independientes de las situaciones específicas. (Wolf, 1994)
La etnometodología que Garfinkel ha tratado de desarrollar, está muy poco orientada hacia las generalizaciones universalistas y trata de concentrarse en competencias altamente ubicadas en disciplinas específicas. El fin es especificar la esencia o el qué de las prácticas sociales dentro de dominios altamente circunscritos o especializados del conocimiento y de la acción.
Sin embargo, esta orientación metodológica no pretende abordar las realidades humanas o sociales desde cero, sino que usa, con prudencia, los recursos que la sociedad en cuestión le ofrece.
Así, el trabajo de interpretación estará influido por instrumentos interpretativos locales, como categorías reconocidas, vocabulario familiar, tareas organizativas, orientaciones profesionales, cultura grupal y otros marcos conceptuales que le asignan significado a los asuntos en consideración.
La etnometodología ha examinado muchas facetas y aspectos de la vida humana y del orden social; así, ha sido aplicada con éxito a una gran variedad de tópicos, que incluyen problemas familiares, estudio del curso vital, trabajo social, violencia doméstica, enfermedades mentales, terapia familiar, problemas sociales y estudio de anomalías psicológicas o sociales. (Martínez, 2002)
El medio técnico más apropiado en la etnometodología es la observación independiente o participativa, según el caso, con la grabación de audio y de vídeo para poder analizar las escenas repetidas veces y, quizá, para corroborar su interpretación con una triangulación de jueces. Por otro lado, esta idea está hoy día apoyada también epistemológicamente con el principio de complementariedad de los enfoques.
Es importante añadir que para el etnometodólogo existe un mundo del sentido común al cual la sociología no puede y no debe intentar corregir o remediar sino sólo analizar. Su material de análisis está constituido por descripciones literales y conversaciones.
Una de las críticas a la etnometodología es que no logra cuestionar el orden y los conflictos sociales de los sistemas existentes. La decodificación de la información de los individuos no conduce a la explicación de los procesos sociales.
El problema del poder y de su dimensión a nivel macrosociológico y microsociológico, el problema de la indexicalidad de las acciones, de los resúmenes y de las explicaciones del sujeto y el punto de vista que el individuo tiene sobre la realidad social son cosas distintas que suelen confundirse.
La formación de una conciencia de sentido común está constituida por los métodos usados por los sujetos para describir, dar cuenta, cuantificar, construir el sentido de sus acciones, discursos, acontecimientos: el proyecto etnometodológico es un intento de describir (en clave sociológica) los niveles fundamentales de la competencia comunicativa y social necesaria para toda interacción. La objeción que respecto a este punto plantea Giddens (uno de los críticos más atentos al trabajo de Garfinkel) es que (a causa de una insuficiente elaboración del concepto de indexicalidad) el estudio etnometodológico permanece vinculado a una concepción "de la acción como significado más que de la acción como praxis, esto es, del compromiso de los agentes en la satisfacción práctica de los intereses, incluida la transformación material de la naturaleza por medio de la actividad humana"
Fernando Rodríguez Bornaetxea
Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
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El término Etnometodología fue utilizado por primera vez por Harold Garfinkel para denominar la forma de trabajo psicosociológico que estaba realizando en 1954 (Garfinkel:1968). La "etiqueta" se ha extendido a toda una corriente de la psicología social que se desarrolló a partir de los años sesenta en ciertas universidades californianas, tomando diferentes orientaciones en la investigación y extendiéndose paulatinamente a los ambientes internacionales relacionados con las ciencias sociales.
La Etnometodología pretende describir el mundo social tal y como se está continuamente construyendo, emergiendo como realidad objetiva, ordenada, inteligible y familiar. Desde este punto de vista, la etnometodología recomienda no tratar los hechos sociales como cosas, sino considerar su objetividad como una realización social. Considera además, que esta autoorganización del mundo social no se sitúa en el Estado, la política o cualquier superestructura abstracta sino en las actividades prácticas de la vida cotidiana de los miembros de la sociedad. Estas actividades se realizan conjuntamente en las interacciones; y la gente las realiza ateniéndose a los presupuestos y a los tipos de conocimiento propios de la "actitud natural".
Encontramos en esta descripción dos perspectivas: heredera de T. Parsons la primera, que se interesa en las condiciones de emergencia y de mantenimiento del orden social, seguidora de A. Schutz la otra, que se refiere a la racionalidad práctica de las actividades cotidianas y al tipo de conocimiento social que se pone implícitamente en práctica. La conjunción de ambas es el punto de partida de la obra de Garfinkel.
Tanto Parsons como Schutz elaboraron una revisión de la obra de Max Weber, pero mientras que el primero se volvió hacia la tradición sociológica clásica integrando en su teoría los trabajos de Durkheim y Pareto, Schutz recurrió a la fenomenología de Husserl y a los análisis de la conciencia de Bergson. Parsons buscaba una teoría omniexplicativa de la sociedad mientras que Schutz pretendía una metateoría de las ciencias sociales.
La relación que Garfinkel estableció con Parsons y Schutz, en particular durante su tesis doctoral titulada "The perception of the other :a study in the problem of social order" (Garfinkel:1952) es difícil de definir puesto que Garfinkel toma prestada la cuestión del primero, y la respuesta del segundo. Esta relación se hace más complicada dada la peculiar lectura que Garfinkel hace de los dos autores, lo que conduce fundamentalmente a relaciones ambiguas entre etnometodología, funcionalismo, fenomenología y estructuralismo.
El punto de partida de Garfinkel es el problema del orden social tal como es planteado por Parsons y se sirve de las reflexiones de Schutz para desarrollar una nueva aproximación empírica. Este procedimiento tiene un carácter paradójico puesto que trabaja de manera empírica problemas que hasta entonces se habian considerado como filosóficos.
En el prefacio del libro fundador de la etnometodología, Studies in Ethnomethodology (1967), Garfinkel acuñó el "eslogan" de su enseñanza, situando así su política de investigación con respecto a la sociología tradicional:
"En contraposición a ciertas versiones de Durkheim que enseñan que la realidad objetiva de los hechos sociales es el principio fundamental de la sociología, tomamos la enseñanza y proponemos como política de investigación que, la realidad objetiva de los hechos sociales, entendida como realización continua de las actividades concertadas de la vida cotidiana, realización efectuada por miembros que conocen, usan, y consideran como obvios los procedimientos ordinarios e ingeniosos para esta realización es, para los miembros haciendo sociología, un fenómeno fundamental." (Garfinkel:1967, p.7)
Para Durkheim el hecho social era exterior al individuo que determina. Para Garfinkel, tomar el postulado durkheimiano como orientación general de su trabajo priva a la sociología del estudio de los fenómenos que le interesan en primera instancia en tanto que ciencia de los fenómenos sociales, los procedimientos de los que se sirven los miembros para establecer las situaciones sociales. Mientras el sociólogo trate los hechos sociales como cosas, conserva la actitud ingenua del actor social, es decir, se impide describir la actividad humana. Describir esta actividad es, darse cuenta de que es productora de sentido, de que construye un orden y de que propicia la existencia de la sociedad como entidad organizada. Para realizar esta tarea, el sociólogo debe cuestionar la dimensión de la acción social, debe observar el hecho social no como objeto estable sino como proceso contingente, como producción continua de los miembros que la hacen existir mediante sus acciones e interacciones. Para hacer esto, los actores ponen en práctica un "savoir-faire", una serie de procedimientos, reglas de conducta y recomendaciones, en resumen una metodología de cuyo estudio se ocupa la etnometodología.
La etnometodología entendida como, la investigación empírica (logía) de los métodos (método) que utiliza la gente (etno) para dar sentido y producir, al mismo tiempo, la actividad social cotidiana, es decir, el estudio de los procedimientos constitutivos de la inteligibilidad social, supera el marco de la sociología tal como se define tradicionalmente, puesto que la inteligibilidad social recubre el conjunto de las actividades humanas. Todas las ciencias, la linguística, la psicología, incluso las ciencias naturales estan afectadas por la etnometodología, en tanto que actividades sociales.
En este sentido, la etnometodología ocupa un lugar propio y distinto de la sociología y del resto de las ciencias humanas, puesto que se ocupa de sus propios fenómenos. Estudia los procedimientos por los que los miembros de otras disciplinas concretan su objeto inteligible de investigación. Es una ciencia propedéutica al estilo de la Fenomenología dado que, como esta, no forma parte de la filosofía sino que la prepara, y porque surje de una crisis de la ciencia, crisis endémica en la que se ponen en duda las bases de las disciplinas científicas y que exige un retorno a "las cosas mismas", a aquello de lo que se habla.
Aunque la influencia interaccionista en la Etnometodología es palpable, -su situación histórica y geográfica, las referencias de Garfinkel a Thomas o Mead, sus relaciones personales así como el interés común en el significado de la acción para el actor, son buena prueba de ello- la etnometodología no es una forma del interaccionismo simbólico. Una diferencia fundamental, por ejemplo, es la noción de indexicalidad (ver Indexicalidad). Los interaccionistas asumen la existencia de un sistema simbólico transituacional. Además, siguen considerando los hechos sociales como el principal interés de la sociología y estudian las reacciones de los individuos ante ellos. En este sentido, permanecen más cercano al análisis del orden social parsonsiano que la etnometodología. Para los interaccionistas, los actores negocian una definición de la situación (norma, regla, etc.), mientras que lo que interesa a los etnometodólogos es cómo los actores llegan a identificar una ocasión como una situación en la que se aplica tal regla, es decir, se interesan en las reglas en tanto que recursos de los actores para establecer la situación.
La publicación de "Studies in Ethnomethodology", coincidió con un periodo de descontento generalizado ante las ortodoxias dominantes en la teoría y metodología sociológicas. La teoría de los sistemas de Parsons, con la subordinación analítica del actor a un entorno de exigencias funcionales había perdido su atractivo y las críticas al funcionalismo, como la formulada por C. Wright Mills, fueron bien acogidas entre los jovenes. Otra señal de la inminente crisis funcionalista fué la aparición de modelos teóricos radicalmente diferentes y globales, cuyas estipulaciones formales y supuestos subyacentes difieren sobremanera del modelo parsonsiano en particular y del funcionalismo en general. Estos nuevos modelos, insistían en la primacía analítica del punto de vista del actor y en la construcción social de la realidad. Además, subrayaban las debilidades metodológicas de las ciencias sociales que consideran al actor como un mero portador pasivo de atributos sociales y psicológicos. Los principios expuestos por Garfinkel en su libro, auténtico "chef-d'oeuvre" del movimiento, coincidían con el espíritu del momento.
Una excesiva simplificación de lo que acontecía en la situación histórica a la que nos referimos, contribuyó a la asimilación en una sola categoría de perspectivas bien distintas como el interaccionismo simbólico, la "labeling theory", la dramaturgia de E.Goffman, los análisis fenomenológicos de Berger y Luckman y la Etnometodología. La nueva categoría sería la "sociología de la vida cotidiana". Este mismo proceso, provocó que la obra de Garfinkel pasase desapercibida en el mismo momento en que "etnometodología" se convertía en palabra corriente para los psicólogos sociales y sociólogos americanos.
La argumentación sociológica que se desprende de la lectura de los "Studies" afirma que los miembros de una sociedad exhiben conductas ordenadas, regulares, estandarizadas y concordantes, en entornos sociales estables que les son inteligibles, disponibles, descriptibles, en forma familiar. Más que dar cuenta de esta regularidad en términos de determinación externa por las estructuras objetivas, por los sistemas de normas o de reglas, ya sean interiorizadas o impuestas por un poder o por las instituciones, hay que intentar razonar en términos de relación de determinación recíproca entre la organización de un entorno social estable y la organización de conductas ordenadas o de acciones concertadas en situación. Esto obliga a poner el acento sobre ciertas propiedades de esta doble organización interdependiente: su dinámica endógena, su enraizamiento en las estructuras de la experiencia de los actores, su carácter de proceso, su marco interaccional, su estructura temporal, su perspectiva práctica; y también sobre sus principales mediaciones: uso de métodos de razonamiento práctico, puesta en práctica de procesos de comprensión común, movilización de un saber de "sentido común" de las estructuras sociales, referencia a esperas rutinarias en segundo plano a las que los actores estan moralmente obligados a conformarse y sin las cuales no hay interacción posible, disposición de recursos de lenguaje ordinarios para definir las situaciones, para dar cuenta de lo que ha sido hecho o de lo que viene, para explicar acciones, acontecimientos, etc.
El lenguaje ocupa el primer lugar como elemento constituyente de las situaciones sociales. La lógica de su empleo es fundamental para le lógica de toda constitución social del sentido. Es a la vez elemento de una totalidad, la situación de interacción, y elemento organizador de la misma. Para Garfinkel las actividades mediante las que los miembros de una colectividad producen y controlan sus actividades cotidianas son idénticas a los procedimientos que utilizan para hacer explicables (account-able) esos contextos. Accountable quiere decir disponible, descriptible, inteligible, relatable, analizable. No es que tome los informes de los actores como descripciones de la realidad sino que entiende que mediante ellos se constituye el orden social, se hace visible el mundo. En este sentido la Etnometodología se aparta del resto de la tradición sociológica de Parsons a Schutz, no considera el lenguaje como una entidad abstracta sino como actividad lingüística caracterizada por dos rasgos fundamentales: es irremediablemente indexical (Indexicalidad) y, por tanto, reflexiva (Reflexividad).
Los etnometodólogos comenzaron haciendo investigaciones sobre las "desviaciones sociales". Estos estudios se desarrollaron en medios educativos, médicos o judiciales a partir de la idea de "normalidad percibida" de Garfinkel según la cual, la "normalidad" de los acontecimientos sociales es el producto de una labor activa mediante la que los actores "normalizan" las discrepancias entre los acontecimientos esperados y los que se dan de hecho. Estos estudios dieron pie a una nueva sociología del conocimiento, libre de las trabas de la racionalidad prescriptiva. La nueva perspectiva se ocupa de la reflexividad que une la constitución social del conocimiento y el contexto institucional que genera y mantiene ese conocimiento.
A partir de entonces, la Etnometodología ha desarrollado por lo menos cuatro estilos o formas diferentes de investigación. La primera a) es la de los estudios sobre las prácticas de trabajo efectuadas por Garfinkel y sus estudiantes de Los Angeles entre los que se encuentran E. Bittner, D. Zimmerman, D.L. Wieder o H. Schwartz. A este grupo podemos sumar el formado por A.V. Cicourel en Santa Bárbara hasta su separación definitiva de Garfinkel en el Sympusium de Boston de 1974, con M. Pollner, H. Elliot, H. Mehan, M. Shumsky o H. Wood. En general son estudios sobre actividades ocupacionales ordinarias, aunque Garfinkel se interesó concretamente en las actividades de físicos y matemáticos. La idea surgió al comprobar que muchos estudios sociológicos trataban "sobre" las ocupaciones y no directamente "las" ocupaciones. Así, se abordaban cuestiones como los ingresos, etnicidad, clase social, relaciones entre "roles", etc. y no se informaba sobre las actividades fundamentales que constituían y daban sentido a dichas ocupaciones. Para este tipo de intervención Garfinkel exige la "adecuación única", lo que quiere decir que el investigador ha de ser competente, ha de dominar las actividades que se están investigando. Sólo el haber tenido la experiencia de lo que se quiere describir garantiza el objetivo de la investigación que no es otro que el mayor nivel de precisión y especificidad posible de los detalles constitutivos de la actividad ocupacional en cuestión.
El segundo tipo (b) trata sobre los estudios de la conversación. Se originaron con los trabajos conjuntos de Garfinkel, Sacks y Schegloff. Estos estudios examinan los trazos organizacionales del lenguaje natural en las interacciones cotidianas, como por ejemplo las conversaciones telefónicas, los saludos, las producciones de historias y de informes o las bromas en el contexto de su enunciación. Los volumenes editados por Sudnow (1972), Schenkein (1978), Psathas (1979) o Watson y Heritage (1985) ofrecen una buena muestra de ello.
Los conversacionalistas han reforzado el rigor en el estudio de la interacción social introduciendo nuevos conceptos analíticos para su estudio como el de "par adyacente". Esta estructura muestra cómo algunas interacciones como saludos, despedidas, preguntas y respuestas, se organizan en pares de manera que la producción de un primer elemento exige que se produzca una segunda acción complementaria por parte del receptor. La elaboración de este concepto concretó aspectos importantes de la "explicabilidad inherente" de la acción y se ha aplicado posteriormente a un número cada vez mayor de actividades interactivas (mirada, movimiento corporal, etc.). La importancia de la contribución a la ciencia social de los análisis de conversaciones hacen preveer su rápido crecimiento y evolución.
La tercera forma de trabajo surgida de la etnometodología es (c) la sociología cognitiva. A partir de 1974, Cicourel acuñó el término "sociología cognitiva" (1974;1980) y emprendió un tipo particular de investigación. Su principal continuador ha sido Mehan (1985).
Cicourel y Mehan, que trabajaban en el campo de la educación, comprendieron que el estudio de la adquisición y de la competencia del lenguaje era uno de los problemas básicos de la sociología. Estudiaron lenguajes esotéricos como el de los mudos o los ciegos de nacimiento, se adentraron en el campo de la psicolingüística y el lenguaje de los niños y abordaron situaciones más complejas como la interacción maestro-alumno dentro del aula. Estos trabajos constituyen un puente entre la etnometodología y sus disciplinas más cercanas como la psicología cognitiva, la antropología y la linguística.
La cuarta tendencia (d), denominada el grupo "análisis", está encabezada por P. McHugh y A. Blum. Podríamos justificar la presencia de este grupo como una disidencia del movimiento etnometodológico, pero su mención aquí se debe fundamentalmente a su desarrollo de las implicaciones del problema de la reflexividad (ver Reflexividad).
El principal problema al que se enfrenta la etnometodología es que aunque sea el grupo el que crea las reglas de la vida en grupo y no al revés, son los propios actores los que consideran que son las reglas las que determinan la vida del grupo, la propia sociología presupone la realidad social como constituida. Ahora bien, si la etnometodología quiere estudiar los procesos de constitución de la realidad y el orden social debe incluir, al menos como recurso implícito, la referencia a lo que es su propia labor de descripción e interacción. Caso de no hacerlo, sería un simple estudio formal de las interacciones y caso de hacerlo se encuentra ante un problema de regresión infinita puesto que cada intento de explicitar su acción se convierte en una nueva que también debe explicitarse.
Se podría decir que hay dos formas de analizar un hecho social. Una endógena que estudia la organización y las operaciones que permiten su constitución. Otra exógena, que explica la relación de este hecho social con otros. Mientras que el primer análisis ignora la historicidad de los hechos sociales, el origen y la función de las normas puestas en práctica en la constitución del hecho, el segundo ignora el carácter constituido del mismo. El hecho no es explicado completamente más que si se aborda tanto desde la "reducción etnometodológica" como desde la "actitud natural". Esta presentación, aunque tiene a su favor la claridad nos plantea el difícil problema epistemológico de decir en qué sentido las dos actitudes tratan de la misma cosa.
En definitiva, la Etnometodología ha transformado la teoría de la acción social y ha puesto ha disposición de los investigadores los dispositivos metodológicos y la cobertura teórica para la explicación de su constitución continua.
La Etnometodología
Durante la década de los años 1960-70, comenzaron y se extendieron diferentes críticas a la metodología empleada, sobre todo en la sociología (Cicourel, 1964, Garfinkel, 1967). Estas críticas desafiaban varios de los presupuestos más familiares de esta disciplina, con resabios más bien positivistas, y acentuaban la idea de que la realidad social era algo construido, producido y vivido por sus miembros.
Para poder comprender a fondo la naturaleza y proceso de este fenómeno, es decir, la parte activa que juegan los miembros de un grupo social en la estructuración y construcción de las modalidades de su vida diaria, se fue creando, poco a poco, una nueva metodología, llamada etnometodología, por ser algo elaborado por el grupo humano que vive unido, un etnos. También se desarrollaron, a partir de esta base, otras variedades del construccionismo, del análisis del discurso y de diferentes ramas interpretativas, que, en el fondo, reciben gran parte de su ideología de la fenomenología de Husserl (1962) y Schutz (1964).
Pero la etnometodología ha sido la más radical y productiva orientación metodológica que ha especificado los procedimientos reales a través de los cuales se elabora y construye ese orden social: qué se realiza, bajo qué condiciones y con qué recursos. Esto ha constituido una práctica interpretativa: una constelación de procedimientos, condiciones y recursos a través de los cuales la realidad es aprehendida, entendida, organizada y llevada a la vida cotidiana.
La etnometodología no se centra tanto en el qué de las realidades humanas cotidianas (qué se hace o deja de hacerse), sino en el cómo, es decir, en la modalidad de su ejecución, desenvolvimiento y realización, que puede ser en gran parte un proceso que se desarrolla bajo el umbral de la conciencia, una estructura subyacente que determina la realidad social (Holstein y Gubrium, 1994, 2000).
De aquí, que la etnometodología sostenga que en las ciencias sociales todo es interpretación y que “nada habla por sí mismo”; que todo investigador cualitativo se enfrenta a un montón de impresiones, documentos y notas de campo que lo desafían a buscarle el sentido o los sentidos que puedan tener. Este “buscarle el sentido” constituye un auténtico “arte de interpretación”.
De aquí, también, que este sentido pueda ser bastante diferente de acuerdo a la perspectiva étnica, de género, de cultura y demás aspectos identificatorios, tanto del grupo social estudiado como del investigador. Esto da pie a que se hable de una epistemología eurocéntrica, una epistemología afroasiática, una epistemología feminista, etc.; y, con ello, se fundamente lo que en la actualidad se considera una nueva sensibilidad postmodernista o postestructuralista.
El corazón de la etnometodología está en la interpretación de las poliédricas y polifacéticas caras que puede tener una realidad humana, ya sea individual, familiar, social o, en general, de cualquier grupo humano. Ya Aristóteles había dicho que el ser no se da nunca a nadie en su totalidad, sino sólo según ciertos aspectos y categorías (Metafísica, Libro iv). ¿Cuál o cuáles de esos aspectos o caras, que tiene una realidad concreta, deberé ver o percibir, y cuál o cuáles de las categorías, de que dispone mi mente como investigador, deberé aplicar? Aquí está la esencia de la investigación: en esta interpretación.
Las realidades humanas, las de la vida cotidiana –que son las más ricas de contenido–, se manifiestan de muchas maneras: a través del comportamiento e interacción con otros miembros de su grupo, de gestos, de mímica, del habla y conversación, con el tono y timbre de voz, con el estilo lingüístico (simple y llano, irónico, agresivo, etc.) y de muchas otras formas. Todo esto necesita una esmerada atención a los finos detalles del lenguaje y la interacción para llegar a una adecuada interpretación. Para ello, hay que colocarlo y verlo todo en sus contextos específicos, de lugar, presencia o no de otras personas, intereses, creencias, valores, actitudes y cultura de la persona-actor, que son los que le dan un significado. No basta aplicar sistemas de normas o reglas preestablecidas (como lo son muchas tomadas de marcos teóricos): lo que es válido para un grupo puede, quizá, no serlo para otro. De acuerdo con la mayor o menor influencia de estos factores, una determinada conducta puede revelar vivencias, sentimientos o actitudes muy diferentes: puede revelar fraternidad, amor, resentimiento, recelo, asertividad, venganza, agresividad, franco odio, etc..
¿Cuál de ellas, o qué interpretación, será la más adecuada y acertada? Para lograrlo, no es suficiente preguntarle a la persona, por ejemplo, por medio de una entrevista, aunque ésta sea en profundidad, ya que el lenguaje sirve tanto para comunicar lo que pensamos como también para ocultarlo. Recordemos la cantidad de simulaciones, disfraces, fingimientos, engaños, dobleces e hipocresías que suelen usar los seres humanos en ciertas circunstancias. Por todo ello, la etnometodología no considera el lenguaje como algo neutro o como un instrumento sin más que describe la vida humana real, sino como un constitutivo de ese mundo humano o social, que revela, a su vez, la forma o modalidad en que la interacción produce ese orden o estilo social en que se da. No hay, en consecuencia, un lenguaje y una interacción, sino un lenguaje-en-interacción que posee una secuencia estructurante del contexto y su significado, lo cual diferencia la etnometodología del análisis del discurso (Heritage, 1984; Zimmerman, 1988). En efecto, el análisis del discurso, en su acepción general, ha sido blanco de muchos ataques de los etnometodólogos que lo acusan de ignorar los detalles situacionales de la vida cotidiana, al estilo y como la biología molecular ignora las estructuras reales que se dan en todo organismo biológico.
Por todo ello, el medio técnico más apropiado en la etnometodología es la observación independiente o participativa, según el caso, con la grabación de audio y de vídeo para poder analizar las escenas repetidas veces y, quizá, para corroborar su interpretación con una triangulación de jueces. Como dice el sabio refrán, cuatro ojos ven más que dos. Por otro lado, esta idea está hoy día apoyada también epistemológicamente con el principio de complementariedad de los enfoques (ver Martínez, 1997, cap. 8).
Evidentemente, como toda investigación, también la etnometodología trata de llegar a la construcción de estructuras del comportamiento humano, es decir, a sistemas explicativos que integren procesos y motivaciones, intencionales y funcionales, o patrones de conducta humana, individual o social, que nos dé una idea de la realidad que tenemos delante. Esta realidad puede ser muy única e irrepetible, propia sólo de ese grupo humano étnico o institucional, pues, como dice Geertz (1983), quizá, el conocimiento “es siempre e ineluctablemente local” (p. 4), pero pudiera ser también generalizable. Si es o no generalizable, lo dirán otros estudios o investigaciones comparativos con otros grupos.
La etnometodología que Garfinkel (1988), verdadero fundador de esta orientación metodológica, ha tratado de desarrollar en los últimos tiempos, está muy poco orientada hacia las generalizaciones universalistas y trata de concentrarse en competencias altamente ubicadas en disciplinas específicas. El fin es especificar la esencia o el qué de las prácticas sociales dentro de dominios altamente circunscritos o especializados del conocimiento y de la acción.
Sin embargo, esta orientación metodológica no pretende abordar las realidades humanas o sociales desde cero, sino que usa, con prudencia, los recursos que la sociedad en cuestión le ofrece. Así, el trabajo de interpretación estará influido por instrumentos interpretativos locales, como categorías reconocidas, vocabulario familiar, tareas organizativas, orientaciones profesionales, cultura grupal y otros marcos conceptuales que le asignan significado a los asuntos en consideración.
En esto, los etnometodólogos se acercan mucho a la posición de Foucault (1988) cuando hace ver que el individuo no lo inventa todo, sino que “utiliza patrones que encuentra en su cultura y que son propuestos, sugeridos e impuestos sobre él por su cultura, su sociedad y su grupo social” (p. 11). Y añade que las instituciones locales –el asilo, el hospital, la cárcel, etc.– especifican las prácticas operativas ya sea en el lenguaje usado como en la construcción de experiencias vividas. Todo esto nos remite a lo que tanto trató Wittgenstein (1969) y que expresó en lo que llamó “formas de vida” y “juegos del lenguaje”.
No obstante, la cultura ofrece sólo recursos para la interpretación, y nunca prohibiciones o mandatos y directivas absolutos. Siempre constataremos que el proceso natural de nuestra mente es dialéctico: un constante remolino de constituyente actividad de la realidad, un juego alternativo entre las miríadas de los “cómo” y los “qué”.
La etnometodología ha examinado muchas facetas y aspectos de la vida humana y del orden social; así, ha sido aplicada con éxito a una gran variedad de tópicos, que incluyen problemas familiares, estudio del curso vital, trabajo social, violencia doméstica, enfermedades mentales, terapia familiar, problemas sociales y estudio de anomalías psicológicas o sociales (Holstein y Gubrium, 1994; Gubrium y Holstein, 2000).
La metodología cualitativa representada por la etnometodología
Introducción
Orígenes y características de la investigación cualitativa
La metodología representada por la etnometodología
Bibliografía
Introducción.
Las discusiones acerca de la metodología más adecuada (cuantitativa o cualitativa) para investigar la realidad social han tenido, en décadas pasadas, un apogeo considerable. Tradicionalmente ha existido una tendencia hacia la metodología cuantitativa como la más apropiada para este fin teniendo como base, sobre todo, el paradigma positivista y aduciendo la importancia de eliminar los efectos del investigador en el fenómeno que estudia.
Sin embargo esta manera de enfocar el problema ha ido cambiando a lo largo del desarrollo de las ciencias sociales y desde hace algunos años la metodología cualitativa ha ido ganando espacio, con el reconocimiento de la importancia que tiene para la ciencia que los acontecimientos, las acciones, las normas, los valores, etc. sean vistos desde la perspectiva de los individuos que están siendo estudiados; lo cual implica penetrar los contextos de significados con los cuales estos individuos operan.
El énfasis es puesto en la necesidad de interpretar qué está pasando – para entender la sociedad como un todo – y el significado que tiene para sus participantes.
El presente trabajo tiene como objetivo principal contribuir a resaltar la conveniencia de la metodología cualitativa para aprehender la realidad social (aunque sin menospreciar la metodología cuantitativa) a través del caso específico de la etnometodología.
Orígenes y características de la investigación cualitativa
La metodología cualitativa, como indica su propia denominación, tiene como objetivo la descripción de las cualidades de un fenómeno. Busca un concepto que pueda abarcar una parte de la realidad. No se trata de probar o de medir en qué grado una cierta cualidad se encuentra en un cierto acontecimiento dado, sino de descubrir tantas cualidades como sea posible.
En investigaciones cualitativas se debe hablar de entendimiento en profundidad en lugar de exactitud: se trata de obtener un entendimiento lo más profundo posible.
Los orígenes de los métodos cualitativos se encuentran en la antigüedad pero a partir del siglo XIX, con el auge de las ciencias sociales – sobre todo de la sociología y la antropología – esta metodología empieza a desarrollarse de forma progresiva.
Nombres de indiscutible importancia asociados a los inicios de la metodología cualitativa son Fredrerick LePlay, Bronislaw Malinowski y la Escuela de Chicago a través de la cual se divulgó esta metodología donde se destacan Park, Burgess, Shaw, Sutheriand, Warner, Whyte, Thomas y otros.
Sin embargo después de la Segunda Guerra Mundial hubo un predominio de la metodología cuantitativa con la preponderancia de las perspectivas funcionalistas y estructuralistas.
No es hasta la década del 60 que las investigaciones de corte cualitativo resurgen como una metodología de primera línea, principalmente en Estados Unidos y Gran Bretaña. A partir de este momento, en el ámbito académico e investigativo hay toda una constante evolución teórica y práctica de la metodología cualitativa.
Dentro de las características principales de esta de metodología podemos mencionar: (Taylor, S.J. y Bogdan, R, 1994)
· La investigación cualitativa es inductiva.
· Tiene una perspectiva holística, esto es que considera el fenómeno como un todo.
· Se trata de estudios en pequeña escala que solo se representan a sí mismos
· Hace énfasis en la validez de las investigaciones a través de la proximidad a la realidad empírica que brinda esta metodología.
· No suele probar teorías o hipótesis. Es, principalmente, un método de generar teorías e hipótesis.
· No tiene reglas de procedimiento. El método de recogida de datos no se especifica previamente. Las variables no quedan definidas operativamente, ni suelen ser susceptibles de medición.
· La base está en la intuición. La investigación es de naturaleza flexible, evolucionaría y recursiva.
· En general no permite un análisis estadístico
· Se pueden incorporar hallazgos que no se habían previsto (serendipity)
· Los investigadores cualitativos participan en la investigación a través de la interacción con los sujetos que estudian, es el instrumento de medida.
· Analizan y comprenden a los sujetos y fenómenos desde la perspectiva de los dos últimos; debe eliminar o apartar sus prejuicios y creencias.
La metodología representada por la etnometodología.
La etnometodología constituye la tradición de investigación cualitativa de más reciente aparición. Durante la década de los años 1960-70, comenzaron y se extendieron diferentes críticas a la metodología empleada, sobre todo en la sociología.
Estas críticas desafiaban varios de los presupuestos más extendidos de esta disciplina, influidas por el positivismo, y acentuaban la idea de que la realidad social era algo construido, producido y vivido por sus miembros.
Se va creando entonces una nueva metodología para poder comprender a fondo la naturaleza y proceso de este fenómeno, es decir, la parte activa que juegan los miembros de un grupo social en la estructuración y construcción de las modalidades de su vida diaria. Es llamada etnometodología por ser algo elaborado por el grupo humano que vive unido.
Mauro Wolf, 1994, define la etnometodología como "(...) el estudio de los modos en que se organiza el conocimiento que los individuos tienen de los cursos de acción normales, de sus asuntos habituales, de los escenarios acostumbrados".
La etnometodología es especialmente desarrollada por Harold Garfinkel, quien es reconocido como el fundador de la misma (Studies in Ethnomethodology, 1967) y está enfocada a las maneras en que la gente comparte (en el sentido comunicativo) los hechos, procesos y acontecimientos sociales. El término viene de etno, en la medida que estamos hablando de un saber propio de su sociedad de referencia y metodología, en la medida que estamos hablando de los procedimiento formales de conocimiento y argumentación manejados por el actor cotidiano.
La etnometodología es una orientación metodológica que pretende especificar los procedimientos reales a través de los cuales se elabora y construye ese orden social: qué se realiza, bajo qué condiciones y con qué recursos. Esto ha constituido una práctica interpretativa: una constelación de procedimientos, condiciones y recursos a través de los cuales la realidad es aprehendida, entendida, organizada y llevada a la vida cotidiana (Martínez, 2002)
La etnometodología se centra principalmente en cómo se desarrollan las realidades humanas; en los acontecimientos cotidianos y las influencias del conocimiento común en las ciencias humanas. Es por ello que su premisa principal es que en las ciencias sociales todo es interpretación y que nada se explica por sí solo, que hay que buscarle un sentido a todos lo elementos a los que se enfrena el investigador.
Se interesa especialmente por ¿cómo actúan y se reproducen los modelos estables del accionar? que es una de las preguntas centrales de la sociología, intentando entender cómo la vida cotidiana es producida y organizada.
En otras palabras, los etnometodólogos no están interesados en lo que la gente está pensando sino en lo que ellos están haciendo, creen que la descripción en sí es explicatoria.
Así, en lugar de producir explicaciones causales deductivas, tienen como finalidad el producir descripciones. Ponen en el centro del análisis en cómo le da sentido la gente a sus actividades diarias de manera que el comportamiento siga formas socialmente aceptables.
Hay dos conceptos centrales en la etnometodología: la indexicalidad y la reflexividad.
La indexicalidad se refiere, en palabras de Garfinkel, a que los contenidos no son invariables, definidos de una vez para siempre, sino que el significado de un cierto acto está en relación - y así debe ser analizado - con el medio social organizado donde el acto tiene lugar.
Lo que un acontecimiento, una palabra, una expresión significa en un momento dado, se decide por parte de los métodos rutinarios que los miembros de la sociedad usan para darle orden a la existencia. O sea, que las características de las situaciones sociales son únicas y relativas a un contexto particular y por ello no pueden ser generalizadas por los analistas a otros contextos. (Mella, 1998)
Como Wilson lo señala "(...) en el punto de vista interpretativo de la interacción social en contraste con el paradigma normativo, las definiciones de situaciones y las acciones no están explícita o implícitamente asumidas como definidas de una vez para siempre por la aplicación de un sistema de símbolos preexistentes y establecidos culturalmente. Al contrario, el significado de las situaciones y las acciones son interpretaciones formuladas en base a ocasiones particulares por los participantes en la interacción y son sujetos a reformulación en ocasiones subsiguientes".
Para Garfinkel este concepto constituye uno de los mayores obstáculos que la elaboración metodológica en sociológica tiene que superar.
Los estudios metodológicos se han dedicado al intento de remediar, de sustituir las expresiones indexicales con términos objetivos no ligados al contexto de enunciación del discurso. Pero esta preocupación metodológica es propia también de las situaciones normales de la vida cotidiana, en la que los participantes en una conversación están a menudo absortos en entenderse, en aclarar las ambigüedades e imperfecciones derivadas del uso inevitable de expresiones indexicales. (Wolf, 1994)
El otro concepto relacionado es el de reflexividad. La etnometodología trata los hechos sociales como algo que sus miembros hacen a través de usar el razonamiento práctico en la vida cotidiana. El uso cotidiano del lenguaje representa tanto una descripción de las escenas de la interacción social como un elemento de estas mismas que el lenguaje consigue ordenar. (Wolf, 1994) Así, las descripciones de la sociedad y su forma de funcionamiento resultan una parte de lo que se quiere describir. Son reflexivas.
De la comprensión de este concepto deriva el interés de los etnometodólogos por todo aquello que se refiere a los métodos que los sujetos utilizan para describir, hacer resúmenes de acciones, dialogar etc.
Parte de las críticas a esta corriente ponen de relieve algunas carencias de esta metodología, en particular el problema de la relación entre vida cotidiana e instituciones sociales, es decir, el problema del poder.
Se les atribuye a los trabajos etnometodológicos un exceso de atención por los aspectos contextuales, indexicales, de las situaciones sociales, con la consiguiente ausencia de las dimensiones «reales», institucionales, históricas, de la vida cotidiana.
La atención en la irreparable contextualidad de las interacciones termina por esconder que operan aspectos y variables ampliamente independientes de las situaciones específicas. (Wolf, 1994)
La etnometodología que Garfinkel ha tratado de desarrollar, está muy poco orientada hacia las generalizaciones universalistas y trata de concentrarse en competencias altamente ubicadas en disciplinas específicas. El fin es especificar la esencia o el qué de las prácticas sociales dentro de dominios altamente circunscritos o especializados del conocimiento y de la acción.
Sin embargo, esta orientación metodológica no pretende abordar las realidades humanas o sociales desde cero, sino que usa, con prudencia, los recursos que la sociedad en cuestión le ofrece.
Así, el trabajo de interpretación estará influido por instrumentos interpretativos locales, como categorías reconocidas, vocabulario familiar, tareas organizativas, orientaciones profesionales, cultura grupal y otros marcos conceptuales que le asignan significado a los asuntos en consideración.
La etnometodología ha examinado muchas facetas y aspectos de la vida humana y del orden social; así, ha sido aplicada con éxito a una gran variedad de tópicos, que incluyen problemas familiares, estudio del curso vital, trabajo social, violencia doméstica, enfermedades mentales, terapia familiar, problemas sociales y estudio de anomalías psicológicas o sociales. (Martínez, 2002)
El medio técnico más apropiado en la etnometodología es la observación independiente o participativa, según el caso, con la grabación de audio y de vídeo para poder analizar las escenas repetidas veces y, quizá, para corroborar su interpretación con una triangulación de jueces. Por otro lado, esta idea está hoy día apoyada también epistemológicamente con el principio de complementariedad de los enfoques.
Es importante añadir que para el etnometodólogo existe un mundo del sentido común al cual la sociología no puede y no debe intentar corregir o remediar sino sólo analizar. Su material de análisis está constituido por descripciones literales y conversaciones.
Una de las críticas a la etnometodología es que no logra cuestionar el orden y los conflictos sociales de los sistemas existentes. La decodificación de la información de los individuos no conduce a la explicación de los procesos sociales.
El problema del poder y de su dimensión a nivel macrosociológico y microsociológico, el problema de la indexicalidad de las acciones, de los resúmenes y de las explicaciones del sujeto y el punto de vista que el individuo tiene sobre la realidad social son cosas distintas que suelen confundirse.
La formación de una conciencia de sentido común está constituida por los métodos usados por los sujetos para describir, dar cuenta, cuantificar, construir el sentido de sus acciones, discursos, acontecimientos: el proyecto etnometodológico es un intento de describir (en clave sociológica) los niveles fundamentales de la competencia comunicativa y social necesaria para toda interacción. La objeción que respecto a este punto plantea Giddens (uno de los críticos más atentos al trabajo de Garfinkel) es que (a causa de una insuficiente elaboración del concepto de indexicalidad) el estudio etnometodológico permanece vinculado a una concepción "de la acción como significado más que de la acción como praxis, esto es, del compromiso de los agentes en la satisfacción práctica de los intereses, incluida la transformación material de la naturaleza por medio de la actividad humana"
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